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Crítica de “Una película de policías”, de Alonso Ruizpalacios, acto policial mexicano

El documental de Alonso Ruizpalacios es una historia de identificación con mucho humor y vértigo, que logra desde la mirada de sus dos protagonistas darle distintos niveles y matices a la idea de ser policía.

martes 02 de noviembre de 2021

Una película de policías (2021) es un documental que se construye desde los límites de la ficción y el documental y, con un ritmo dramático y emotivo, se sumerge en el mundo de la policía. El film replantea los hechos y las acciones haciendo del concepto de representación un elemento central. La rutina policial se convierte en un juego de identidades y así logra un impacto atractivo al descubrir a sus protagonistas en la realidad y en la ficción. 

Teresa (Mónica del Carmen) y Montoya (Raúl Briones) son dos policías de la Ciudad de México. Se conocieron justamente cumpliendo su oficio y se han convertido en pareja, no solo en el trabajo. Cada uno llegó con una historia dramática y familiar y,  sin ser del todo diferentes, se juntaron. Las dificultades los lleva a tener que lidiar con una profesión que tiene una mirada particular en la sociedad y al mismo tiempo, una estructura que los lleva a tener sensaciones particulares. Sin embargo, la película da un giro y comienza la historia de Mónica del Carmen y Raúl Briones, con dos actores que se inscriben en la escuela de policía para interpretar a los personajes de Teresa y Montoya. Es decir, la película se muestra como la representación de lo que es ser un policía. Y comenzamos a ver la rutina de los dos actores y sus sensaciones en un mundo adverso donde deben formarse. El registro cambia y todo empieza a ser mostrado desde cámaras de los celulares y vemos que se trata del diario de cada actor. 

Finalmente, la película de Alonso Ruizpalacios da un giro mas y se descubre que Teresa y Montoya existen. Todo el tiempo escuchábamos sus voces y no solo era la actuación de Mónica y Raúl. Al contrario, ellos estuvieron haciendo las imitaciones gestuales de las voces en las entrevistas. Entonces se vuelve al registro inicial, siendo de esa forma una película que lidia entre partes de ficción y partes de puro documental, coincidiendo todo al final.

Es interesante como la película al inicio se plantea con un elemento de ficción, con la tensión para adentrarse en una atmósfera de crónica policial, y luego aparecen los testimonios y entrevistas a cámara con una estética particular. Resulta atractivo como los personajes son presentados y luego ver que la puesta en escena novedosa se convierte en la representación de dos actores. El cambio de formato, pasando de una cuidada construcción escénica a lo inestable de las grabaciones en celular, le terminan por dar una combinación que potencia la historia. Las reflexiones del actor que actúa de policía y se prepara para ser policía junto a los relatos de los verdaderos policías, son un juego de identidades que terminan por ser lo mejor de la película.

La manera en cómo se llevan a cabo las entrevistas es también otro elemento resaltante. La ficción se convierte en el espacio para el recuerdo, como una recreación. Y a la vez no deja de ser un registro documental de los actores representando los recuerdos de otros. Un ir y venir que ocurre a lo largo de la película y sin duda es lo más atrapante desde el comienzo. 

Al final, la representación de lo real en la ficción y en lo documental, sirve para profundizar en la policía en la Ciudad de México, con todo lo que significa y lo que ha sido para sus dos protagonistas, que han sufrido desde el comienzo el mundo interno de la profesión.

7.0
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