Crítica de "Las mejores familias", una alegoría de la sociedad peruana de Javier Fuentes-León

Las mejores familias (2020) es una comedia dramática que se construye a partir de un conflicto familiar. Produce las emociones desde el cruce entre sus personajes, generando un enfrentamiento entre cada uno con el contexto en el que se encuentran. Todo sucede en un solo espacio, utilizando mucho el ritmo musical y la rapidez de una comedia de situación, que enfatiza la tensión familiar.

El día empieza cuando Peta (Gabriela Velásquez) y Luzmila (Tatiana Astengo) llegan, como un día cualquiera, para realizar sus trabajos de empleadas domésticas en dos casas de familias de alta sociedad en la ciudad de Lima. Carmen (Gracia Olayo) y Alicia (Grapa Paola) son las dos amigas que lideran ambas familias. Las dos casas están una al lado de la otra y viven únicamente separados por una pequeña casa, que también es como un desván. Han coordinado un almuerzo para el domingo por el cumpleaños de Alicia (Grapa Paola), y ese día llegará su hijo Andrés (César Ritter) desde Madrid trayendo a su nueva novia Merche (Jely Reátegui). Sin embargo, la llegada de ellos dos, convierte a la reunión en un caos, ya que será la gran develación de un secreto que compromete a Luzmila (Tatiana Astengo) y Álvaro (Giovanni Ciccia), el hijo de Carmen (Gracia Olayo). Sin embargo, al mismo tiempo están ocurriendo marchas en la ciudad y el movimiento llega a la casa y comienzan a caer gases lacrimógenos, lo cual forzará a todos a escapar y refugiarse en la pequeña casa. En ese lugar tendrán que encontrar la armonía dentro de todo lo que se ha revelado. 

Lo central del relato está en la mezcla que se produce en distintos niveles. Primero, los mundos diferentes que confluyen en un solo espacio. Al inicio los personajes están separados, cada uno en su respectivo lugar según su posición. Después, están separados de manera generacional, entre adultos mayores, los adultos y los niños. Sin embargo, luego empieza la interacción constante según el status y la personalidad de cada uno y se genera la atmósfera de la comedia. Mucho tiene que ver también la música para construir la estética y reforzar el estilo visual.

Y entonces surge la metáfora social a partir del estilo teatral, aparece la parodia, la etiqueta, los prejuicios y secretos familiares, y al final es un conflicto social, externo a la casa, lo que los lleva al caos y a una interacción final. Aunque luego todo vuelve a su curso y sigue la normalidad. Es decir, la rutina sigue siendo el elemento que también participa de la forma del relato.

Una película que, con actuaciones dispares, guarda su potencial justamente en sus actores. Ellos son los que finalmente construyen la emotividad y comicidad para darle la forma y el clima necesario -así como el ritmo- a cada situación.