Russian Film Festival - 7 Puntos

Crítica de “El hombre de Podolsk”, o una de Kafka en medio de Rusia

En el absurdo disparador que viabiliza este apasionante relato dirigido por Semyon Serzin, que adapta la obra teatral del mismo nombre de Dmitry Danilov, se construye un inagotable relato acerca del particular encuentro entre un hombre gris y un sistema que lo quiere impulsar a cambiar.

Crítica de “El hombre de Podolsk”, o una de Kafka en medio de Rusia
jueves 24 de junio de 2021

En una de las escenas finales de El hombre de de Podolsk (Chelovek iz Podolska, 2020) Nicolai (Vadik Koriolov), el personaje central, camina por un largo túnel en cuyas paredes se lee “absurdo”. La elección de Serzin de cerrar el ciclo narrativo de su propuesta con esa pintada en la pared es la de reafirmarle al espectador aquello que termina de ver, una de las más absurdas, pero a la vez, reales historias, en donde, sin motivo aparente, un ciudadano común y corriente, deberá someterse a una serie de situaciones insospechadas e impredecibles para lograr conseguir su libertad.

Como pequeño hombre gris de Podolsk, todos los días la rutina del viaje hacia Moscú hacen que el tiempo y el espacio que habita Nicolai sea un continuum de imágenes que se suceden inasibles. Al punto tal que cuando es abordado por la policía y llevado a detención, sin motivo aparente, anestesiado, toma esa reclusión como una instancia más de su triste vida.

Pero cuando en la comisaría comienzan a sucederse una serie de inexplicables situaciones, en las que, además de exigírsele que detalle la historia de su pueblo y sus hitos más importantes, desconocidos por éste, por cierto, se le rendirán una serie de pruebas que no tienen otro fin más que el de “educar”(sic), esta comedia negra, inclasificable, exagerada, subversiva, comienza a construir un atrapante espiral sinsentido en donde la resonancia de El proceso, de Kafka, pero también el exceso de realizadores como Luis Buñuel o Terry Gilliam, atraviesan una historia que repercute desde su incongruencia y a la vez veracidad.

Nicolai podemos ser cualquiera, ante un descuido, ante el capricho de la fuerza policial de presumir, y prejuzgar, y desde ese lugar tomar nuestra libertad para sus propios fines, aún cuando éstos, no estén del todo claro para nadie.

En lo ridículo del trio de policías que presiona a Nicolai contra las cuerdas, impulsando momentos impensados dentro de un espacio como el que habitan todos, Serzin se anima a desarrollar una comedia del absurdo total, border, festiva, lúdica, en donde la inocencia de uno puede ser descalificada ante el mínimo atisbo de ignorancia sobre tal o cual tema, obligándonos a estar en un constante alerta sin saber por qué la alarma nunca deja de sonar.

Por momentos desbordada, por momentos cínica y feroz, El hombre de Podolsk, habla de cómo la vida chata, plana, aburrida, de un hombre común, termina por convertirse en una aventura peligrosa, dependiendo del humor y las necesidades de la fuerza policial, la que, a base de ironías y cláusulas inconsecuentes, posicionan a Nicolai, su protagonista, y al espectador, en una situación de espejo, que logran trascender la puesta teatral en la que por momentos recae la película, volando, de a ratos, con números musicales inconcebibles dentro de los parámetros de un cine comercial, que nunca arriesga y que siempre va a lo seguro. Claro, no sería este el caso.

7.0
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