Dossier: A 112 años de la Revolución de Mayo

La Revolución de Mayo vista por el cine argentino

Argentina cumple 211 años y el cine durante mucho tiempo se dedicó a homenajear a estos hombres que para bien o para mal forjaron las raíces de nuestra Nación. Desde "La Revolución de Mayo", primer film argumental argentino que data de 1909 a "El Padre de la Patria" (2020), el cine se dedicó mostrar la historia. Nuestra historia.

domingo 23 de mayo de 2021

El origen de la historia

 El cine, que nació en 1896, se ha dedicado a retratar de manera sistemática y con resultados dispares los momentos históricos de Argentina como Nación. Ya desde sus inicios el cine argentino estaba ávido de sucesos y acontecimientos que tuvieran que ver con la historia de nuestros orígenes. La primera película argumental que se filmó en el país, así lo confirma.

La Revolución de Mayo de Mario Gallo cuyo estreno oficial fue el 22 de mayo 1909, se realizó como adelanto de los festejos del centenario de la patria. El film tiene un lenguaje emparentado con el del cine francés de su tiempo. La acción es eminentemente teatral, los decorados pintados en telones (el Cabildo flamea al soplar el viento), la cámara toma el lugar de un espectador y la narrativa queda a cargo de los intertítulos, funcionando la imagen a la manera de la ilustración de un texto. Al ser Gallo un inmigrante italiano, es natural que sus films utilizasen las formas de lenguaje que imperaban en ese momento en Europa, y resulta interesante que la elección argumental se inspirase en hechos de la historia argentina. Insólitamente hoy se conserva una copia de esta película encontrada, casi de casualidad, en 1960 entre un montón de latas viejas. La misma fue restaurada por Aprocinain y hoy puede ser disfrutada nuevamente.

Además de La Revolución de Mayo, Mario Gallo también se interesó por otros temas afines y filmó El Himno Nacional, La Batalla de San Lorenzo, La Batalla de Maipú, Güemes y sus gauchos y El fusilamiento de Dorrego, aunque de ninguna se pudo conservar una copia. Otra de las primeras películas que también trató el tema fue Mariano Moreno y la Revolución de Mayo, film que data de 1915 y que fue dirigido por Enrique García Velloso. Ya en los años 30 con el estreno de Tango (Luis Moglia Barth, 1933) se inaugura el sonido en nuestro país y el interés por los hechos históricos sigue creciendo, así es como llega a la pantalla grande Nuestra tierra en paz, singular versión de la vida y obra del General José de San Martín realizada por el cineasta Arturo Monn.

Demare, Amadori y la particular visión de la patria

A pesar de que la década cambió y el cine se vuelca hacia otros temas, el cineasta argentino Lucas Demare estrena su película consagratoria: La guerra gaucha (1942), film que no solo fue apoyado por el público sino también por la crítica especializada de aquella época. La película, de tono épico, transcurre en 1817 en la provincia de Salta (noroeste de Argentina). Su contexto histórico está dado por las acciones de guerrilla de los gauchos partidarios de la independencia, bajo el mando del general Martín Güemes, contra el ejército regular realista que respondía a la monarquía española. Para la filmación de exteriores se construyó una aldea en la misma zona donde se desarrollaron los acontecimientos que inspiraron la película. Las escenas de conjunto, para las cuales se contó con el concurso de unos mil participantes, no habían tenido precedente en el cine argentino.

Tanto la génesis de la película como su contenido se encuentran vinculados con el particular momento histórico de Argentina en el que había un intenso debate sobre si el país debía pronunciarse en favor de uno de los bandos o mantener su neutralidad en relación a la Segunda Guerra Mundial que se encontraba en pleno desarrollo. La exaltación en la obra de los valores ligados al nacionalismo expresados en la conjunción del pueblo, el ejército y la iglesia en la lucha en defensa de la tierra fue considerada por algunos como una anticipación de la ideología de la revolución, que el 4 de junio de 1943 desplazó al desprestigiado gobierno de Ramón Castillo.

Aprovechando el éxito de público que tuvo La Guerra Gaucha, otros cineastas se acoplan a esta tendencia impuesta por Demare y se estrenan El Tambor de Tacuarí (Carlos F. Borcosquey, 1948) y Nace la libertad (Julio Saraceni, 1949) aunque con resultados dispares.

En plena época dorada para el cine argentino Luis César Amadori estrena El grito sagrado (1954) película que evoca la creación del Himno Nacional Argentino en casa de Mariquita Sánchez de Thompson, una activa participante de los sucesos políticos desde las invasiones inglesas, pasando por la independencia, hasta vivir el exilio en tiempos de Juan Manuel de Rosas. Pero el film no despierta el interés deseado y el cine argentino parece olvidarse del tema de la Revolución hasta comienzos de los años 70.

Los 70 no son nuestros

La década del 70 estuvo gobernada en Argentina, en su mayor parte, por dictaduras militares y es en ese contexto cuando el tema de la Revolución vuelve a interesar al cine y al gobierno que lo financia.

En 1970 llega la superproducción épica El santo de la espada de Leopoldo Torre Nilsson, en la que el cineasta adapta la novela homónima de Ricardo Rojas reconstruyendo la vida del general José de San Martín, héroe nacional argentino, que liberó parte de América Latina gracias a la travesía de los Andes. El film supera los dos millones de entradas vendidas pero se lo acusa de contar una historia demasiado escolar sin correrse del bronce. Tras el éxito obtenido por El santo de la espada en 1971 se estrenan Bajo el signo de la patria (René Múgica) y Güemes, La tierra en armas nuevamente bajo la dirección de Leopoldo Torres Nilsson.

La vuelta de la democracia: La historia cambia y el cine también

Con la llegada de la democracia el país cambió y el cine de los primeros 80 se volcó a otros temas que tenían más que ver con la historia reciente que con hechos históricos. Es así como muy pocas veces se volvió a tocar temas que tengan que ver con la revolución y la independencia, salvo contadas excepciones que terminaron en rotundos fracasos comerciales. Tal es el caso de El general y la fiebre (Emiliano López, 1992) sobre el héroe nacional José de San Martín, cinta de la que hoy nadie se acuerda. Luego vino uno de los últimos intentos por evocar la historia con Cabeza de Tigre (1995) de Claudio Etcheberry. En la misma se plasma, se analiza épicamente el espíritu revolucionario de mayo de 1810, recreando el fusilamiento del virrey Santiago de Liniers. La película es, además, una aguda reflexión sobre el difícil dilema que atormentó el espíritu de muchos criollos, obligados a elegir entre sus ideales patrióticos y sus vínculos sentimentales.

El nuevo siglo

El siglo cambia y el cine trae un nuevo acercamiento a nuestra historia revolucionaria mediante el registro documental de Alejandro Areal Vélez en El exilio de San Martin del año 2005 con escasa repercusión de público a pesar de haber sido apoyado por la crítica. En 2009 Carlos Galettini ofrece una de las peores visiones de la Patria con la fallida y olvidable La Patria equivocada, una adaptación de la novela homónima de Dalmiro Sáenz.

Para conmemorar el bicentenario de la Patria llega en 2010 un film colectivo del que participan destacados directores argentinos como Paula Hernández, Pablo Trapero, Sabrina Farji, Juan Taratuto, Marcos Carnevale, Paula de Luque, Carlos Sorín, Leonardo Favio, Sandra Gugliotta, Pablo Fendrik. Gustavo Postiglione. Adrián Caetano, Lucrecia Martel y Gustavo Taretto, entre otros. 25 Miradas – 200 Minutos está dividido en 25 cortometrajes de 8 minutos cada uno con temáticas diferentes y abordajes que viran desde lo institucional a lo experimental pasando por el clasicismo y el cine de ruptura.

También de 2010 data La revolución es un sueño eterno, de Nemesio Juárez, film de ficción que se centra en la vida de Juan José Castelli. Mentras que en 2013 Ernesto Ardito trabaja el tema en Moreno, documental sobre la vida del periodista y político Mariano Moreno, uno de los ideólogos de la Revolución de Mayo. El film relata su misteriosa muerte y el ocultamiento de sus objetivos revolucionarios por parte de la historia oficial.

Pasaron 112 años desde que Mario Gallo y La Revolución de Mayo irrumpieran en el cine nacional, pero recien en los últimos años dos films trabajan la temática desde una perspectiva LGBTQI+. La trans de la Patria (2018), de Diego Recalde, y Bernarda es la Patria (2020), de Diego Schipani, con Willy Lemos. La Patria cambió y el cine también.

La última película que aborda el tema de la Revolución de Mayo fue El Padre de la Patria (2020), un documental de Pablo Spatola. Liniers, de origen francés, al servicio de la corona española durante el Virreinato, organiza a la ciudad de Buenos Aires, para enfrentar a las Invasiones Inglesas. La victoria le confiere el amor del pueblo, pero las élites ya planean la independencia, a la cual se opone. Así, el primer héroe se transforma en el "primer traidor", para la historia oficial argentina.

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