Cining - 8 Puntos

Crítica de "La despedida", Susan Sarandon reúne a su familia para decirle adiós

La experimentada actriz se suma al talento en la dirección de Roger Michel (Un lugar llamado Notting Hill) para protagonizar la remake del film danés "Silent Heart".

viernes 30 de abril de 2021

Una propuesta que dentro de su factura comercial se permite ciertas licencias para ahondar en el drama familiar, el desarrollo de personajes, momentos de tensión, pero sin caer en la obviedad o golpes bajos.

Por infortunios en los que las distribuidoras cinematográficas escogen los nombres de los títulos de sus películas, en La despedida (Blackbird, 2019) se anticipa aquello que luego comenzará a develarse al avanzar en la progresión de la historia.

Lily (Sarandon) es la cabeza de una familia en la que siempre ha girado todo en torno a ella, pero una enfermedad, de un día para el otro, cambió su calidad de vida, por lo que, junto a sus vínculos, ha decidido tomar una decisión que marcará un paso irreversible para todos.

Aquello que el hábil guion presenta como una clásica película de reunión familiar, en la que miedos, celos, rencores, comienzan a marcar el tempo y dinamismo del relato, transitará, luego, un laberinto de situaciones que la acercan a otro género, que últimamente ha tenido varias producciones alineadas en lo que se denomina “película del adiós”.

Desde Love Story (1970), el cine ha explorado la finitud del ser humano con películas que poseen, en el fondo, una reflexión, algunas  más profundas que otras, sobre la vida y la muerte, y sobre el derecho a tomar decisiones sobre la misma.

Sin llegar a la poesía y hondo drama que en Algunas horas de primavera, en donde Stephane Brizé se permitía un duelo actoral entre Vincent Lindon y Héléne Vincent, aquí Sarandon propone una mujer limitada por su cuerpo, con una enorme conciencia sobre su finitud, jugando escenas logradas con Sam Neill (el marido), sus hijas (Kate Winslet, Mia Wasikowska), su yerno, su nieto y su mejor amiga (Anson Boon, Rainn Wilson y Lindsay Duncan), en momentos donde la emocionalidad aflora, pero no la sensiblería.

Una puesta casi teatral, una casa alejada de todo, marca la dramaturgia de esta película que por momentos es claustrofóbica y sólo en las anécdotas que comienzan a circular desde el guion y situaciones que ponen al límite los esfuerzos de los personajes por comprender la drástica decisión de la madre, hacen funcionar un relato que apela a la empatía con cada uno de los roles y cargas que se depositan en ellos.

La retraída, la demandante, la que acompaña, el indignado, cada función depositada en las descripciones detalladas desde el inicio, atraviesan a las relaciones que determinan los espacios de control y acción de un relato que gana cada vez que le resta solemnidad al tema sobre el cual gira todo.

La despedida es un logrado ejercicio cinematográfico, pensado para consumo masivo, y que por el solo hecho de acercar la problemática que dispara la acción, generadora de los más ensordecedores relatos, merece atención y respeto.

8.0
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