Pasos en el silencio

Historias del viento

Historias del viento (2018), documental de Gisela Montenegro, es una pieza particular que construye su propia atmósfera a partir de varios personajes repartidos sobre una enorme llanura. Un material rico y emotivo que tiene su propio tiempo, su propia linealidad, su estilo y marca narrativa. Una suerte de pequeños relatos que ocurren en el fin de un mundo ficticio y; sin embargo, existe, se siente y expande en nuestro imaginario visual.

Historias del viento
lunes 17 de septiembre de 2018
La mejor forma de contar esta película es a partir de sus imágenes, de la experiencia de concentrarse en sus formas, en sus silencios y en la manera de encuadrar y editar una coreografía que más que marcar el desarrollo de un argumento clásico es un viaje sensorial hacia un punto geográfico. En este caso Rio Negro. Un lugar desértico, duro e impactante, alejado de todo lo que se puede pensar, tiene a un grupo de pobladores que lo habitan, separados entre sí por grandes distancias y con el problema de sólo tener la radio como compañera, las noticias como única manera de enterarse de lo que ocurre con los demás. No existe la tecnología de la ciudad y menos la vorágine del diálogo que ofrece una conversación. Todo es pausado, a un ritmo cansino que más que una contrariedad resulta una estética personal que observa cada detalle con firmeza. Sin duda que la mejor referencia sea el magnífico estilo de Béla Tarr. Aquí no estamos en un film a blanco y negro, pero comparte con la obra del director húngaro una serie de conceptos como la utilización de largos planos secuencias para presentar material que sucede en el campo, entre las montañas, con el movimiento de los animales dentro de la imagen, todos reorganizándose a su tiempo, a un rimo propio y así el mundo nos parece hipnótico, de ensueño y atrapante. Desde luego que a veces Historias del viento puede languidecer en su propia propuesta pero la estética visual lo evita, sobre todo porque al final se plantea como una pequeña anécdota, un agradable recuerdo, con una voz que cuenta como una radionovela el lugar donde nos encontramos, donde va a comenzar a suceder todo.Entonces que lo ideal es entregarse, no dejarse perder por nada y adentrarse a ver una historia que quiere hacernos sentir el tiempo, hacer tangible el viento, que las luces y las sombras nos conlleve a experimentar sensaciones en lugar de ir construyendo un argumento en nuestras cabezas.
7.0
Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS