Contrapelota

Un árbitro que por las noches imita a Serrat, un DT que apela a mensajes de autoayuda para motivar a su equipo, un jugador héroe que planea retirarse y un dirigente que pone su ingenio para que el club sobreviva. Lo que la película narra es simple, genuino, un retrato del mundo del fútbol de ascenso que muchas veces tiene mayor vida que el profesional. Diego Crespo documenta varias historias y las junta en diferentes partes a lo largo del film, todo esto para explicar lo que es la pasión en sí misma, el amor por un juego que es cultura en la Argentina. Acá se muestra la cruda verdad de lo que es el futbol de barrio y las situaciones cotidianas que lo envuelven.Cada historia contada tiene su lado romántico, poético, que todo profesional de primera carece: el hambre de llegar a una cima inalcanzable es muchas veces, el motor que empuja el día a día de cada personaje que aparece, ya sea para dirigir un partido en primera, jugarlo o mantener la categoría. Sin embargo el documental por querer mostrar hasta el más mínimo detalle de estas vidas se vuelve, por momentos, lento y un poco tedioso y puede que el espectador pierda el hilo del relato.Pero Contrapelota, da por cierto una de las mejores frases que el cine argentino nos pudo ofrecer, como dijo Sandoval, personaje interpretado por Guillermo Francella en El Secreto de sus Ojos (2009): “El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar Benjamín: No puede cambiar de pasión”. Y sin dudas queda claro que estamos hablando de algo tan arraigado a la idiosincrasia de nuestro país como el futbol.