H.

Dividida en cuatro partes H. muestra dos historias en paralelo. La de Helen (Robin Bartlett), una mujer de aproximadamente sesenta años que tiene un bebé de plástico, Henry, a quién cuida y trata como si fuera real. Tiene un esposo quien ya no la tolera y prefiere encerrarse a dormir en el baño. Por otro lado está la otra Helen (Rebecca Dayan) , una joven que vive con su esposo, ambos artistas que trabajan juntos hace años. Helen por su parte está embarazada y, si bien ambos parecen felices juntos, la historia de una infidelidad oscurece esa relación. En ambas historias es la caída del meteorito en la ciudad donde viven, Troy (Nueva York), lo que desata la implosión en sus vidas.Todo el drama que desencadena el meteorito deja a ambas mujeres expuestas en su vulnerabilidad. Helen aparece viviendo su propia catástrofe ¿tiene o no tiene en verdad un bebé en su vientre?. La otra Helen amamanta a un bebé de plástico y su esposo desaparece. El mundo ya no parece un lugar fácil de habitar. La vida representada en la figura de un bebé en la película resulta ser el símbolo de una ausencia que produce vacío, dolor y soledad. Si lo que daba esperanza ya no se tiene, ¿cómo se sigue viviendo? O se construye una mentira o se cae al vacío de lo que ya no puede ser simbolizado.Los directores toman el relato de Homero para metaforizar, si bien los sentidos deben construirse y a veces no queden tan claros, sobre todo desconociendo las referencias al relato mitológico El nombre de ambas protagonistas es Helen y ambas historias transcurren en la ciudad de Troy (Troya). También en la película aparece un caballo, que se le cruza a todos los protagonistas en algún momento del film. Si afuera es el caos, ¿por qué el adentro no es lo contrario?. Así como los troyanos dejaron entrar al caballo con el enemigo adentro, los protagonistas enfrentan al “intruso” que viene a atacar y dejar muerte allí donde antes había vida.Los directores de H. usan los recursos cinematográficos para abrir el camino hacia una emoción no tan contagiada de lo racional, si bien por momentos se torna es asfixiante el mundo que proponen. El halo de misterio que atraviesa toda la película deja al espectador hipnotizado, por la visión de esos mundos que parecen ajenos pero que pueden ser más cercanos y conocidos de lo que aparentan. Sea o no completando los sentidos abiertos del film, H. tiene muchos recursos para no dejar afuera al espectador habilitando como válido el sentido de la perplejidad o la aparente incomprensión.