El Ladrón de Meteoritos

El color que cayó del cielo

Sergio Wolf, codirector de Yo no sé qué me han hecho tus ojos (2003), regresa a la realización luego de más de diez años con el documental El color que cayó del cielo (2014), acerca del enigmático “Campo del Cielo” ubicado en la localidad de Gancedo, Chaco, un paraje de cráteres que albergaron por cientos de años una colección de meteoritos de hierro y aparentemente han hecho de una suerte de El Dorado a lo largo de la historia.

El color que cayó del cielo
viernes 04 de abril de 2014
La película comienza con una leyenda mocoví acerca de una “lluvia de fuego”, dramatizada con fragmentos de La nación que cayó del cielo, del mocoví Juan Carlos Martínez. Luego el narrador (el propio Sergio Wolf) recuenta la expedición del hidalgo Rubín de Celis en el siglo XVIII, y el descubrimiento del mítico “Mesón de Fierro”, un solitario monolito que a continuación desaparece de los anales de la historia. En el presente, el director entrevista a expertos y fanáticos, y asiste a una expedición en busca del objeto.El segundo acto del documental se concentra en la contraposición de dos personajes norteamericanos: el anciano profesor William Cassidy de la Universidad de Pittsburgh, que proyecta sus películas de 16mm de sus excavaciones en Campo del Cielo, y una caricatura humana llamada Robert Haag, “el mayor dealer de meteoritos del mundo”.Haag se comporta con la sutileza de un personaje de Peter Capusotto, paseando al equipo de filmación por el sótano de su casa y estimando cuántos miles o millones de dólares sale cada una de sus rocas celestiales. “Con esta compré mi casa”, “Con esta podría comprar diez casas”. Su única referencia es el dinero, y acepta Master Card, si alguien está interesado. Se saliva al recordar el Campo Celestial, del cual intentó robar el segundo meteorito más grande del mundo hace 20 años. No lo logró, pero en su lugar se trajo muestras millonarias del meteorito Esquel, que hoy en día blande como una guitarra eléctrica en celebración de su afluencia. “Gracias Argentina”, agrega.Cassidy por su parte muestra sus hallazgos científicos con una mezcla de tristeza y aburrimiento. Se lo conoce mejor por sus misiones a la Antártida. Nos muestra diapositivas de los chaqueños locales que le ayudaron, y a su vez el equipo entrevista a los mismos individuos en Chaco. Ambos se recuerdan con mutua afección, aunque Cassidy agrega que parte del encanto se debía a “no tener que vivir como ellos, por suerte”.William Cassidy el frío hombre de ciencia y Robert Haag el adorable canalla hacen y sostienen la película; el documental es tan fuerte o tan débil como su presencia. Haag en particular, con su insistencia en sus negociones y sonora amoralidad, termina alternando entre fascinante e irritante; la película por su parte parece decidida a ser tan reiterativa como él.El documental es un retrato curioso y animado acerca de “el color que cayó del cielo” y cómo inspiró mitos y alteró la historia, cómo afectó de formas tan distintas sociedades enteras e individuos solitarios en busca de sabiduría, información o dinero. El color que cayó del cielo está más interesado por las personas que por aquello que buscan, y tiene una forma fascinante de representarlas.  
8.0
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