El regreso de la road movie

Este es mi lugar

El objetivo de todo buen cineasta consiste en encontrar películas que presenten una mirada nueva y fresca, alejada de la sensación de dejavú de tantas producciones. Este es mi lugar (This must be the place, 2011), cumple satisfactoriamente con este requisito, aventurándose en el genero de la road movie, con dirección del italiano Paolo Sorrentino (Il divo, 2008) y de la mano de un destacado Sean Penn.

Este es mi lugar
sábado 29 de diciembre de 2012
Cheyenne, una antigua estrella de rock que atraviesa un cuadro depresivo, decide introducirse en un viaje a través de América para dar con el paradero del torturador nazi de su padre en los campos de concentración de Auschwitz.Con una estructura alejada de la tradicional, Este es mi lugar gira en torno a este rocker en decadencia (de estilo gótico en su vestuario, acompañado de una llamativa peluca y labios siempre pintados de rojo furioso) que se encuentra en su camino con distintos individuos que lo ayudan a reflexionar sobre su estado depresivo. Todo en él es memorable, la recurrida forma en la que sopla un mechón de su cabello, el vestuario y su aparatosa risa. Es cierto que Cheyenne es de esos personajes que son amados por un espectador y odiados por otro, pero de todos modos hay que destacar que Paolo Sorrentino perfeccionó la construcción del mismo, pensando en todos sus detalles y consiguiendo un resultado que difícilmente puede ser comparable con ningún otro.La fotografía del film merece una mención especial: cada plano independiente del resto podría formar parte de una exposición fotográfica. La forma en la que el director de fotografía Luca Bigazzi embellece el cuadro acompañado por la dirección de arte, consigue que cada estado de norteamérica y cada personaje u hotel en donde se detiene Cheyenne a pasar la noche, se distinga ampliamente del próximo. La larga duración de los planos refuerza el sentimiento de angustia que experimenta el personaje, aunque esto genere por momentos que el film pierda fuerza dramática.Flores rotas (Broken Flowers, 2005) de Jim Jarmusch, también trabaja con un esquema similar en donde Don Johnston (Bill Murray) emprende una búsqueda por distintos lugares de Estados Unidos para encontrar a la madre de su hijo. En este caso, se pone un mayor peso en la investigación exhaustiva llevada a cabo por Bill Murray, a diferencia de lo que ocurre con Este es mi lugar, donde se opta por un mayor desarrollo en la construcción del personaje de Cheyenne, lo cual provoca como consecuencia la pérdida de fuerza dramática volviendo, en ocasiones, al film monótono.Sin embargo, esta película le permitirá al espectador acompañar a este excéntrico rockero gótico en un road trip plagado de momentos fotográficos memorables, cuyo resultado será enriquecedor y satisfactorio para muchos, no así para todos.
6.0
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