El robo de tus sueños

Henry (Keanu Reeves) está en la mitad de su vida y atrapado por la rutina cae preso por error, por su propia desidia. En la cárcel conoce a Max (James Caan), un hombre que le propone encontrar un sueño. Juntos y libres, deciden emprender el camino para alcanzarlo. Mientras tanto el amor y el teatro. La historia es en apariencia simple. Un hombre joven con una vida monótona, un trabajo muy aburrido y una mujer sonriente, fiel y superficial. Entonces ocurre el supuesto infortunio que lo cambia todo. El guión de El robo de tus sueños se construye sobre uno de los clichés más clásicos de la industria. Es, además, una película muy prolija en cuanto a la realización y puesta en escena se refiere. Sin decisiones estilísticas bruscas, mantiene esa coherencia hollywoodense de "la cámara invisible", escondida y pacata.Se va dejando mirar, un poco gracias a la intriga que provoca la trama y otro poco al carisma de los actores protagónicos. Podríamos acusarlos de actuar de oficio, pero es necesario rescatarlos, defenderlos de tener que personificar a héroes tan poco emotivos, a los que parece que nunca les pasa nada. Sin embargo cabe una mención especial para Vera Farmiga, quien gracias a la vehemente actriz teatral que encarna, vuelve reconocible un costado humano, conmovedor y frágil, único en el tono general de la película. Con planos fijos y breves, y una cálida musicalización que incluye temas indie-pop El robo de tus sueños ocurre intrascendente, atemporal, como una película más entre todas las que la industria norteamericana ofrece. Aquellas que nada proponen ni cuestionan, que sólo observan cómo ocurre el cambio sin la aparente intervención de nadie.