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Crítica de “Bestia”: un león feo y malo contra Idris Elba
La película dirigida por Baltasar Kormákur (“Everest”, “Contrabando”) se suma a la larga lista de producciones sobre animales peligrosos que ponen en riesgo a los seres humanos.
Hoy toca un león, mañana un cocodrilo (Infierno en la tormenta), pasado una serpiente (Anaconda) o un tiburón (Alerta en lo profundo), o incluso un mono (El planeta de los simios). La estructura narrativa de este tipo de relatos es siempre la misma, solo cambia el animal en cuestión.
El Dr. Nate Samuels (Elba) y sus hijas llegan a la Reserva Mopani para reconectar tras la muerte de su esposa. Junto a Martin (Sharlto Copley), el gerente de la reserva, exploran áreas restringidas donde encuentran un león herido y una aldea devastada. Martin es atacado por el león y Nate se enfrenta al felino para salvarlo.
Bajo esta trillada premisa el guión, escrito por Jaime Primak Sullivan y Ryan Engle, enfrenta al protagonista a un peligroso león que lo persigue durante todo el relato por la estepa africana. Sin más preámbulo que ese, Bestia (Beast, 2022) despliega el imaginario de un león monstruoso (rostro deformado y agresivo) que acecha la tranquilidad del Dr. Nate Samuels (Idris Elba) y sus dos hijas.
En el vasto catálogo de historias sobre animales demoníacos, los leones tuvieron su momento con Garras (The Ghost and the Darkness, 1996), protagonizada por Michael Douglas y Val Kilmer, o Safari sangriento (Prey, 2007), que presentaban una historia similar. Sin embargo, estos enormes felinos nunca alcanzaron el mismo éxito que los dinosaurios, por ejemplo, un éxito que Bestia y sus espantosos efectos digitales tampoco pudo conseguir.