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Crítica de "Damsel": la falsa mirada feminista de un cuento medieval sobre princesas y dragones

Un cuento de hadas bajo el lente del purplewashing contemporáneo, en esta producción de Netflix protagonizada por Millie Bobbie Brown, con Angela Bassett y Robin Wright.

Millie Bobby Brown (Stranger things) es la princesa Elodie, una joven dama que no teme al esfuerzo físico para ayudar a su pueblo a pasar el invierno. Su padre Lord Bayford (Ray Winston) y su madrastra (Angela Bassett) reciben una oferta muy generosa de un reino lejano para convertir a la joven en princesa. Al llegar, su futura suegra (Robin Wright) es encantadora, así como el príncipe Henry (Nick Robinson). Pero no todo lo que brilla es oro. El sueño se convierte en una pesadilla cuando la boda se transforma en un sacrificio. Una maldición pesa sobre el reino, y para  saldar la deuda se deben sacrificar tres hijas por generación. Y Elodie acaba de convertirse en una de ellas…Durante la boda es arrojada a una cueva donde habita una dragona que persigue y mata a las jóvenes que allí son entregadas por la malvada reina. Elodie rápidamente descubre que nadie vendrá a rescatarla, y pone todo su ingenio y habilidad físicas en tratar de escapar.

Como en cualquier cuento fantástico de Dungeons and Dragons debe pasar una serie de pruebas atravesando corredores, trepando paredes, esquivando fuego y soportando heridas. En el camino descubre no sólo la verdad que le ocultaron (la maldición fue un castigo por un crimen cometido por la familia real) sino la verdad sobre ella misma: que tiene la fortaleza suficiente para ser una heroína por derecho propio.

Muy acorde con estos tiempos contemporáneos, la bella muchacha -quien pese a caer metros en picada, recibir bolas de fuego y arrastrarse por una caverna no pierde nunca su maquillaje- se transforma en una guerrera. Este purplewashing - una estrategia de marketing dirigida a generar una imagen de igualdad de género pero como una impostura - es sostenida principalmente por la insistencia de Juan Carlos Fresnadillo, el director de la película, al mostrar a Brown en una supuesta transición que va de dulce dama en apuros a sexy guerrera, y en una empalagosa sororidad con la hermana, la madrastra, y hasta con la dragona.

Como suele suceder en algunas producciones del género fantástico, se confunde el mundo imaginario con lo inverosímil -como atacar al dragón con su propio fuego-. Aún así, algunos elementos de los cuentos de hadas como los personajes genéricos sin nombre propio -la reina, el padre, la madrastra, el caballero- se mantienen, así como el idílico paisaje de castillos, montañas y mar para representar un mundo lejano.

En definitiva, estamos frente a una típica producción de Netflix, con actores más o menos conocidos, una historia sencilla de seguir y un mensaje del bien triunfando sobre el mal, dirigida a un subestimado público juvenil.

4.0
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