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Crítica de “La historia de mi mujer”, una travesía sin rumbo con Léa Seydoux

A pesar de su estreno en Cannes y de ser sucesora de la galardonada “En cuerpo y alma”, la nueva película de la realizadora húngara Ildikó Enyedi es un interminable drama que se dirige inevitablemente a la deriva.

jueves 14 de marzo de 2024

A raíz de una enfermedad provocada por pasar largos períodos en altamar, Jacob (Gijs Naber), un estructurado capitán de barcos de carga holandés, decide casarse. Durante un encuentro con un amigo en un café de París, Jacob toma el desafío de pedirle matrimonio a la primera mujer que aparezca. Es así como Lizzie, una joven francesa interpretada por Léa Seydoux (La vida de Adèle, Crímenes del futuro) entra a su vida.  
 
La historia de mi mujer (The story of my wife, 2020) es la última película de la realizadora húngara Ildikó Enyedi. Su anterior largometraje, En cuerpo y alma (On body and soul, 2017), fue premiado con el Oso de Oro en la sección principal del Festival de Berlín, y gracias a él Hungría recibió la nominación a Mejor Película Extranjera en los 90° Premios Oscar. En esta oportunidad, la directora adapta La historia de mi mujer: Las reminiscencias del Capitán Storr, una novela del escritor húngaro Milán Füst, uno de sus libros predilectos durante la adolescencia. 
 
A pesar de su título, La historia de mi mujer es realmente una historia del vínculo desde la perspectiva del marinero. El magnetismo que produce su esposa en los demás, los largos períodos que pasan distanciados el uno del otro y un evento ocurrido durante uno de estos viajes van socavando la confianza de Jacob en Lizzie. Si El infierno (L’enfer, 1994) de Claude Chabrol (adaptación de un guión de Henri-Georges Clouzot) nos parecía una película interminable por su gran representación de la insoportable persecución que el celoso realiza sobre su objeto de deseo, La historia de mi mujer se nos hace también interminable pero por la innecesaria cantidad de tiempo que se toma para contar una historia que pareciera ser sobre los celos pero que no termina de definir su destino. 
 
La película está estructurada en siete episodios, a través de los cuales veremos las transformaciones que la relación va produciendo en el protagonista. La decisión de contar la historia exclusivamente desde la perspectiva del marinero es potente, a pesar de generar un acartonamiento de ciertas situaciones y de ciertos personajes (especialmente el de Dedin, encarnado por un intrascendente Louis Garrel). Sin embargo, al no haber salvo un par de momentos en los que podríamos percibir una mirada notablemente subjetiva, esta perspectiva se diluye. De la misma manera ocurre que el personaje de Lizzie, a todas luces interesante, queda relegado y en ningún momento se nos permite conocerla realmente, situación que padecemos como espectadores. 
 
Las reflexiones que el capitán realiza en una voz off a manera de monólogo interior tanto al inicio como al final de la película establecen metáforas en relación a su percepción de la vida que podrían ayudarnos a leer la historia que enmarcan, relacionando el navío con el propio ser y las fuerzas de la naturaleza con todo aquello que nos atraviesa. Todo esto nos invitaría a leer La historia de mi mujer con una perspectiva que poco tiene que ver con una historia de amor y bastante más con una historia sobre un viaje personal que sufrió algún que otro accidente. 
 
Casi al inicio de la película, un personaje le pide a Jacob que explique cómo se mantiene un barco a flote. Podríamos hacer el ejercicio de transponer esta pregunta a la realización cinematográfica. La historia de mi mujer es una película bien filmada y con un diseño de producción y una dirección de arte destacables, absolutamente desaprovechados. La actuación de Naber y, especialmente, la atrapante caracterización de Seydoux mantienen a duras penas a flote un navío que, sin embargo, se dirige inevitablemente a la deriva. 

4.0
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