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Crítica de "Cómo tener sexo", Molly Manning-Walker y una danza de cuerpos en éxtasis

La ópera prima de Molly Manning-Walker logra capturar la autenticidad de las luchas que enfrentan las mujeres en su transición a la adultez, desafiando las expectativas convencionales sobre la primera relación sexual.

viernes 29 de diciembre de 2023

La trama sigue a tres chicas británicas en su primer viaje como adultas a un pintoresco pero infernal pueblo griego. Cómo tener sexo (How to Have Sex, 2023) se sumerge en la fiesta desenfrenada y liberada de la adolescencia, donde todos parecen dispuestos a hablar abiertamente sobre el sexo. Sin embargo, la directora captura magistralmente la artificialidad de estas interacciones, donde la apertura sexual se convierte en una fachada para el juego, la actuación y la incomodidad disfrazada.

La solidez intrínseca de la película se encuentra arraigada en su audaz enfoque, hábilmente evitando los trillados clichés que a menudo saturan las narrativas cinematográficas acerca de la transición a la adultez. En este contexto, Molly Manning-Walker ofrece una destreza excepcional, tejiendo una narrativa que se desvía con gracia de las convenciones predecibles. Su debut no solo se destaca por su impacto inmediato, sino también por la habilidad para explorar las complejidades de la juventud con una profundidad emocional y una perspicacia que va más allá de la superficie.

La dirección de fotografía contribuye significativamente a la atmósfera asfixiante de los ritos de paso a la adultez. Los antros y piscinas se convierten en lugares claustrofóbicos a través de planos que encapsulan a las protagonistas en medio de multitudes, mientras la iluminación realista, con luces estroboscópicas desorientadoras, refleja la intensidad de la experiencia. El trío protagonista, compuesto por las talentosas interpretaciones de Mia McKenna Bruce, Lara Peake y Enva Lewis, irradia una química que va más allá de la mera actuación, creando una conexión palpable con el espectador.

Cómo tener sexo es una ópera prima notablemente bien llevada, desafiando las convenciones y ofreciendo una visión auténtica y audaz de la adolescencia y la presión social en torno a la primera relación sexual. Molly Manning-Walker emerge con confianza y maestría, consolidándose como una directora a tener en cuenta en el panorama cinematográfico actual.

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