Crítica de "Berlin", Pedro Alonso y un spin-off que supera a "La Casa de Papel"

La trama sigue los intrincados planes de Berlín para robar en una casa de subasta de París una deslumbrante colección de joyas valorada en 44 millones de euros. Su objetivo es nada menos que hacerlas desaparecer ante los ojos vigilantes de expertos en seguridad.

Berlín recluta a una banda diversa y talentosa para llevar a cabo esta audaz hazaña. Keila (Michelle Jenner), una ingeniera electrónica especializada en códigos informáticos y ciberseguridad, aporta su inteligencia y sensibilidad únicas, aunque inadaptada. Damián (Tristán Ulloa), ingeniero, físico y químico, se convierte en el ejecutor perfecto de las ideas aparentemente imposibles de Berlín, además de ser su íntimo amigo. Cameron (Begoña Vargas), se une al equipo, desafiando los límites y sin calcular nunca el riesgo. Roi (Julio Peña), un experto en abrir cerraduras y entrar en la cárcel, se convierte en el alumno aventajado y fiel escudero de Berlín desde el momento en que lo conoce. Completa la ecléctica banda Bruce (Joel Sánchez), un habilidoso manipulador capaz de manejar desde vehículos hasta armas y una lanza térmica. Su personalidad lúdica, encantadora y con alma gamberra añade un toque distintivo al equipo. Cada miembro contribuye con sus habilidades únicas, y la dinámica del grupo se vuelve más compleja a medida que enfrentan desafíos, traiciones y momentos de gran tensión.

En la transición de La Casa de Papel a Berlin, la distinción entre ambas series se manifiesta de manera evidente y refrescante. El cambio de escenario desde locaciones cerradas hacia diversas ubicaciones parisinas no solo ofrece una nueva perspectiva visual, sino que también simboliza la expansión del universo narrativo. Bajo la dirección de Álex Pina y su equipo creativo, el espíritu original se traslada magistralmente a una trama que, a pesar de sus diferencias, mantiene los atracos como su epicentro, consolidando así una conexión inquebrantable con los fanáticos.

Lo más destacado de Berlin radica en su capacidad para proporcionar una faceta más ligera, un respiro bienvenido después de cinco temporadas de su predecesora. Los personajes se desenvuelven con mayor libertad, estableciendo una conexión más profunda con los espectadores. La introducción de un toque de humor, aunque moderado, agrega encanto, siendo Michelle Jenner como Keyla una adición notable que irradia carisma y evoca la esencia de los personajes memorables de la banda original del profesor.

A pesar de estos méritos, la ligereza que beneficia a Berlin también revela su mayor vulnerabilidad. En algunos momentos, la trama se desvía hacia el drama romántico que rodea al personaje de Berlín. Este audaz, aunque fallido, giro redefine al icónico personaje, llevándolo por caminos sentimentales en lugar de enfrentarlo directamente a la policía, convirtiendo al amor en su nuevo obstáculo. Una elección narrativa que representa un intento de humanizar a un personaje complejo.

En lo que respecta a las actuaciones, el elenco de Berlin consigue un equilibrio interesante. Si bien Pedro Alonso destaca con su interpretación, la presencia de Tristán Ulloa, Julio Peña, Joel Sánchez, Begoña Vargas y Michelle Jenner juega un papel crucial para mantener la narrativa coral, evocando así la estructura de La Casa de Papel.

A lo largo de ocho episodios, Berlin se presenta como una experiencia luminosa que engancha desde el primer episodio. A pesar de caer en algún que otro cliché, su solidez narrativa y su atractivo general la posicionan como una propuesta más vibrante e atractiva que su predecesora, añadiendo capas intrigantes a un universo ya convocante.