Salas

Crítica de “Los tres mosqueteros: Milady”, un cierre noir para el clásico de Alejandro Dumas

La segunda parte de la épica histórica dirigida por Martin Bourboulon estrenada en formato de díptico, concluye los acontecimientos comenzados en “Los tres mosqueteros: D’Artagnan”.

lunes 18 de diciembre de 2023

Si algo confirma Los tres mosqueteros en materia cinematográfica es que el dinero no lo es todo a la hora de realizar un buen film. La producción dividida en dos partes tenía todo para triunfar: despliegue técnico inusual para una superproducción europea, un elenco con los mejores nombres de la taquilla francesa, un clásico indiscutible sobre el cual apoyarse. Sin embargo, la película deja un sabor amargo por su falta de carisma y de escenas memorables. En definitiva, una película sin alma.

Esto no quiere decir que el film no tenga méritos propios, un manejo escénico impresionante, recreación de batallas cuerpo a cuerpo con miles de extras en escena, un pulso por la aventura inmejorable, etc. Pero sucede que estas cuestiones no hacen a la película mejor, más atractiva o visualmente icónica, sigue siendo un film tedioso e intrascendente.

La historia nos trae de regreso a D’Artagnan (François Civil), quien une fuerzas con la peligrosa Milady (Eva Green) para rescatar a su amada Constanza (la francoargentina Lyna Khoudri), mientras se desata la guerra entre católicos y protestantes y los tres mosqueteros Athos (Vincent Cassel), Porthos (Pio Marmaï) y Aramis (Romain Duris) se unen a las filas del Rey Luis XIII (Louis Garrel). 

Esta segunda parte del film (aunque le queda mejor la denominación de segunda mitad) confirma lo que insinuaba la primera: se trata de un film noir liso y llano, con la figura de Milady como una femme fatale con todos los estereotipos del género. Una mujer que seduce, manipula y traiciona a los hombres para sacar su tajada. Un personaje con cierta ambigüedad maquiavélica al lado de un D’Artagnan que cumple con el rol del esquemático héroe romántico.

Fuera de los protagonistas mencionados, el film también está planteado desde la oscuridad y sombras del cine negro. Los tonos grises y marrones tiñen la trama bélica de conspiraciones y elucubraciones del poder que divide a los personajes entre leales y traidores a la patria. El engaño y las sombras del mal circulan por la trama con la densidad de una tragedia griega.

Este espíritu sórdido del relato le agrega solemnidad a una narración que carece de humor y personajes que generen empatía, mientras que la tensión se pierde entre el vértigo de las escenas de acción. Esto sucede mediante un montaje adrenalínico que salta de una situación a otra sin asentarse en una línea argumental específica. Algo que lejos de entretener agobia y convierte a la película en un bodrio difícil de digerir.

Los tres mosqueteros: Milady se centra en el cine negro para contar la cruda trama de batallas del texto de Dumas, con la fatalidad y el pesimismo del contexto de la época. Una épica fiel a los libros de historia que se aleja de la fábula romántica pero que, sobre todo, se aleja del espectador.

4.0
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