Crítica de "Ese crimen es mío", François Ozon y su fresco y atrapante mundo

Madeleine Verdier (Nadia Tereszkiewicz) y Pauline Mauléon (Rebecca Marder) son dos jóvenes amigas que viven en precarias condiciones y que no consiguen una oportunidad que les permita hacer despegar sus carreras. Madeleine, actriz, fracasa en sus audiciones; Pauline, abogada, pasa los días persiguiendo a posibles clientes. En medio de una crisis en relación a lo que les deparará el futuro, Verdier es acusada de un crimen… Y ambas concluirán que la mejor decisión es que la acusada se confiese culpable. 

La filmografía de François Ozon demuestra que es un director que sabe moverse con fluidez entre géneros y que lo hace con muy buenos resultados. En la casa (Dans la maison, 2012), Joven y bella (Jeune et jolie, 2013), Frantz (2016) y El amante doble (2017) son algunos de los films que dan testimonio de ello. La variedad de temas que ha tocado desde diversos géneros (drama, comedia, thriller, película histórica) y el tono con el que ha tratado cada uno de ellos dan cuenta de una tendencia a la experimentación que nos impide encasillarlo creativamente. 

El guión de Ese crimen es mío (Mon crime, 2023) es una adaptación de Ozon y Philippe Piazzo de Mon crime !… de Georges Berr y Louis Verneuil, una obra de teatro estrenada en 1934 en el Théâtre des Variétés de París. El resultado de la adaptación es una historia que, a pesar de estar situada hace casi un siglo, permite una lectura feminista fresca y absolutamente vigente.  

Ese crimen es mío existe en el espacio entre la comedia y el policial. El crimen ocurrido pone en movimiento la historia y al mismo tiempo le sirve de estructura; sin embargo, la misma está contada, desde el primer minuto, con un humor delicioso que no da respiro. 

El elenco es magnífico: a las magnéticas Tereszkiewicz y Marder se suman Isabelle Huppert, Fabrice Luchini y André Dussollier, estrellas imprescindibles del cine francés, elevando sustancialmente el ensemble con sus facetas cómicas. La dirección de arte, el vestuario y la música de Philippe Rombi construyen un mundo compacto que empalma perfectamente con el suspenso y el humor. Un mundo que logra que los espectadores ingresemos en él y permanezcamos atrapados en su interior hasta el último minuto.