Crítica de "Las viudas de los jueves", remake mexicana de la película argentina en formato serial

Las viudas de los jueves nos sumerge en la aparente vida idílica de la lujosa comunidad privada de Altos de la Cascada en México, donde cuatro matrimonios disfrutan de una tranquilidad que se rompe abruptamente cuando tres de los esposos aparecen muertos en una piscina. Este macabro incidente desencadena la revelación de oscuros secretos que las viudas se ven obligadas a investigar, sacando a la luz una serie de problemas que cada uno de ellos había enfrentado en las semanas previas. La narrativa comienza el 26 de diciembre, con dos jóvenes testigos de un extraño suceso, y es Mavi, una vecina y miembro del grupo, quien narra la historia.

Protagonizada por Omar Chaparro, Cassandra Ciangherotti, Irene Azuela, Juan Pablo Medina, Zuria Vega, Alfonso Bassave y Pablo Cruz Guerrero, la puesta en escena, aunque funcional, no se destaca y parece similar a otras producciones de Netflix que buscan una calidad cinematográfica mediante una profundidad de campo reducida. Esto le confiere un aspecto más "cinematográfico", pero no necesariamente más impactante.

Lo más destacable son los personajes, y aquí es donde la serie crece. La narrativa toma su tiempo para desarrollar las historias y los misterios de los protagonistas, creando una sólida base sobre la cual construir una trama de envidias, sexo, dinero y miseria interior que se oculta detrás de la aparente riqueza. También son interesantes las tramas secundarias que involucran a los hijos de los protagonistas y a los sirvientes, añadiendo capas de complejidad a la trama.

A pesar de algunos problemas de ejecución, Las viudas de los jueves logra mantener el interés del espectador gracias a su buen ritmo y una buena dosis de sorpresas y giros. Aunque no es perfecta, ofrece suficientes elementos intrigantes y personajes bien desarrollados para mantener a los espectadores interesados en todo momento.