Crítica de "Salidos de la Salamanca", Josefina Zavalía Ábalos y el pueblo que pactó con el diablo

El documental nos sumerge en un mundo fascinante donde los lugareños supuestamente hacen pactos con el diablo a cambio de un talento musical excepcional, una creencia arraigada que ha dado origen a la distintiva chacarera, una forma musical tradicional de la región.

A través de una narrativa visual y sonora cautivadora, Salidos de la Salamanca captura la esencia de este lugar único, donde la música se convierte en un rito colectivo que trasciende lo festivo y se sumerge en lo espiritual. Esta narrativa nos transporta a un paisaje lleno de polvaredas de tierra, cuerpos danzantes, ritmos envolventes, palmas y zapateos, creando un contrapunto hipnótico con el entorno hostil y el misterioso monte que rodea a Salavina.

Josefina Zavalía Ábalos logra una inmersión completa en la cultura musical de la región, guiándonos a través de las tradiciones, las leyendas y la comunidad que da vida a esta forma de expresión única. La película es un collage que reúne testimonios actuales de músicos como Peteco Carabajal o Víctor Simón, así como también historiadores y sociólogos, junto con valioso material de archivo y evocadoras imágenes del monte santiagueño y sus habitantes..

La película nos permite experimentar la magia y la espiritualidad que emanan de la música de Salavina, al tiempo que nos invita a reflexionar sobre la importancia de preservar y celebrar las raíces culturales locales. Desde una perspectiva que abarca aspectos filosóficos, históricos, poéticos y místicos, la cineasta, teje cuidadosamente una narrativa audiovisual envolvente. 

Salidos de la Salamanca, que brilla al iluminar la riqueza de la música y la cultura en el noroeste argentino, nos adentra con una profunda sensibilidad en un mundo de tradiciones musicales, mitología y comunidad.