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Crítica de "Flash", Andy Muschietti y una película que retrocede en el tiempo

"Flash" es una película dividida en dos: quiere ser una comedia frívola y también quiere vanagloriarse cual tributo a DC. Ambas facetas no terminan de cuajar entre sí.

viernes 25 de agosto de 2023

Como su héroe, la producción está dividida entre una comedia con rutinas trilladas sobre viajes en el tiempo y cambios de cuerpo, y su impronta en el cine de superhéroes. La película se desmorona en un tercer acto flojo, inconsecuente y poco inspirado.

Dirige Andrés Muschietti con un guión de Christina Hodson. De Muschietti, director de las It (2017-2019), podemos esperar una dirección exageradísima de actores, golpes bruscos de tono y efectos especiales de cotillón. De Hodson, autora de Shut In (2016) y Birds of Prey (2020), historias que no resisten su propia lógica.

A grandes rasgos la trama se remite al cómic Flashpoint: Flash pone a prueba su legendaria velocidad al correr literalmente tiempo atrás con el objetivo de evitar el asesinato de su madre y la errónea convicción de su padre. El plan es cambiar un solo detalle de aquel fatídico día y dejar que el efecto mariposa haga lo suyo. Pero sus acciones lo devuelven a un presente en el que no sólo debe coexistir con otra versión de sí mismo sino que resultan (inexplicablemente) en una inminente invasión alienígena.

Ezra Miller interpreta a dos versiones de Barry Allen y lo mejor que puede decirse de su actuación, que va y viene entre tolerable e irritante, es que tiene muy buena química consigo mismo. La trama enfrenta y alía a dos Barry: uno ya curtido como Flash pero despojado de sus poderes; el otro más joven e inmaduro habiendo heredado accidentalmente su híper velocidad. En una película plagada de pobrísimas imágenes digitales, el anticuado truco de replicar al actor mediante dobles y planos compuestos es el mejor efecto.

Miller es su propio dúo cómico: uno incompetente, el otro incapacitado, ambos frustrados el uno con el otro. La rutina funciona y ocupa gran parte de una película que alarga sus mejores chistes (lo que le hace el efecto mariposa a la cultura pop) y repite los peores (cansándose de ilustrar la estupidez del Barry más lozano, la cual fluctúa inconsistentemente).

Pero Flash (The Flash, 2023) no puede sostenerse ni con dos versiones del epónimo héroe haciendo chistes sobre Volver al futuro (Back to the future, 1985) y contendiendo con los dudosos efectos especiales que enmarcan su velocidad. En una movida que sólo existe para proteger su apuesta, la película toma prestado de los films de Tim Burton al único e inmejorable Michael Keaton en el papel de Batman. ¡El Caballero de la Noche regresa! Por más excitante que sea verlo cubrir sus Grandes Hits 30 años después - y para muchos merezca el valor de admisión - la presencia de la estrella nunca se eleva por encima del fanservice.

Keaton es por lejos la mejor parte de un producto que no merece bañarse en su gloria. Pero si su retorno es un desperdicio, ¿qué decir de Sasha Calle, quien es introducida como Superchica y casi inmediatamente va a la pila de descarte? Más herramienta que personaje, recibe poco para hacer y aún menos para decir. No tiene oportunidad de dejar ninguna impresión. Mismo Michael Shannon, quien retoma el papel de Zod como una obstrucción de último minuto, proveyendo a la historia un jefe final y nada más.

El resultado es un producto chapucero, hecho de partes robadas y promesas vacías, con la mirada cautiva en su propio reflejo y sin la inercia necesaria para alcanzar un lugar interesante. El colmo de la auto-celebración se lo lleva una secuencia de cuestionable gusto que plasma actores, vivos y muertos, en un zoótropo digital que pasa lista a la propiedad intelectual de Warner Bros en el nombre de la nostalgia y con el cinismo más desfachatado desde Space Jam 2 (2021).

De a momentos la historia recibe una atención puntillosa: a Muschietti claramente le interesa más la comedia de errores y el melodrama familiar por sobre las rutinas de superhéroes que dirige con aplomo. Otros momentos directamente parecen remanentes de un primer borrador, lleno de incoherencias narrativas y saltos injustificables en la lógica de ciertos personajes. Ni hablar de las inconsistencias internas del “multiverso” de la historia. En Spider-Man: A través del Spider-Verso (Spider-Man: Across the Spider-Verse, 2023) se lo ilustra como una elaborada telaraña de causas y efectos. Aquí es un plato de fideos con tuco. Consumir sin pensarlo demasiado.

5.0
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