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Crítica "Quiero bailar con alguien: La historia de Whitney Houston", una fórmula repetida hasta el hartazgo

Kasi Lemmons dirige una película que no le escapa a todos aquellos lugares comunes en las que caen las biopics musicales que quieren abarcar todo y terminan siendo un mero retrato menor de trazo grueso.

viernes 07 de abril de 2023

En 2022 se estrenó Beauty, una biopic no oficial dirigida por Andrew Dosunmu sobre los comienzos de la icónica cantante americana que hacía foco en su controvertida relación familiar. Un año más tarde llega Quiero bailar con alguien: La historia de Whitney Houston (I wanna dance with somebody, 2022) que, con guion de Anthony McCarten (Bohemian Rhapsody: La historia de Freddie Mercury, 2018), narra de manera "oficial" el ascenso y caída de la popular artista que fue encontrada muerta por sobredosis en la bañera de un hotel en Beverly Hills, California, el 11 de febrero de 2012, horas antes de la entrega de los premios Grammy.

A lo largo de un entramado narrativo carente de atrevimiento para romper con aquellas fórmulas establecidas y que termina siendo un compendio enciclopédico con datos superconocidos que aparecen en Wikipedia, el espectador es testigo de todos aquellos sucesos oscuros (los otros poco importan y convocan) que marcaron la vida y la carrera de una mujer signada por los mandatos familiares, la influencia religiosa y la represión sexual, en épocas donde la homosexualidad para un artista no iba de la mano del negocio. Si la mayoría de las biopics musicales no le hacen justicia a la realidad del objeto que retratan, Quiero bailar con alguien: La historia de Whitney Houston no es la excepción a la regla y carece de la intensidad necesaria que necesitaba el retrato de una de las cantantes más emblemáticas de los 90 y considerada como "La voz" de toda una generación.

Protagonizada por Naomi Ackie, secundada por un increíble Stanley Tucci como Clive Davis, su productor y también de la película, Ashton Sanders como su marido, Nafessa Williams como su amiga y amante Robyn, y Tamara Tunie y Clarke Peters como sus padres, Quiero bailar con alguien: La historia de Whitney Houston, donde las éxitos y fracasos se vinculan con las canciones como si se tratara de un musical, no es más que la historia superficial y descafeinada de la ganadora de 411 premios, incluyendo dos Emmy, seis Grammy, treinta Billboard Music Awards y veintidos American Music Awards, además de ser una de las artistas musicales que más discos vendió en el mundo: más de 170 millones de álbumes, sencillos y vídeos. Una historia que el cine contó mil veces cambiando la figurita, pero nunca la fórmula.

5.0
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