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Crítica de "Los renglones torcidos de Dios", Oriol Paulo y un thriller entre la mentira y la verdad

Oriol Paulo adapta la novela de Torcuato Luca de Tena Brunet que narra la historia de Alice Gould, una detective que se infiltra en un hospital psiquiátrico haciéndose pasar por una enferma más durante los años 70 para investigar la misteriosa muerte de uno de los internos.

viernes 09 de diciembre de 2022

Publicada en 1979 por el periodista español Torcuato Luca de Tena Brunet, Los renglones torcidos de Dios se convirtió, con los años, en un clásico de la literatura hispanoamericana al punto de inspirar al escritor estadounidense Dennis Lehane a la hora de concebir Shutter Island, libro que después se convirtió en un film protagonizado por Leonardo DiCaprio y dirigido por Martín Scorsese. Al igual que la protagonista, el autor de la novela (o crónica periodística), ingresó voluntariamente a un neuropsiquiátrico, con el único objetivo de vivir esa realidad en carne propia.

Oriol Paulo (El cuerpo, Contratiempo, Durante la tormenta y la serie El inocente), un maestro a la hora de sorprender con giros narrativos inesperados, adapta por segunda vez la obra de Tena Brunet al cine junto a Guillem Clua y Lara Sendim, hubo una versión anterior del mexicano Tulio Demicheli en 1983 que pasó inadvertidamente, apostando por el género que mejor le sienta: el thriller de misterio e investigación. 

La historia se centra en Alice (Barbara Lennie), una detective privada que ingresa en un hospital psiquiátrico con la misión de recabar pruebas que le sirvan para esclarecer la muerte de uno de los pacientes ocurrida bajo extrañas circunstancias. Pero, en realidad, la verdad consiste en averiguar si Alice ingresó por voluntad propia o es una paciente más. ¿Cuándo miente y cuándo dice la verdad? El entramado narrativo está diseñado sobre dos polos que cruzan las fronteras entre la realidad y la paranoia. ¿Qué es real y qué no? ¿Cuál es la verdadera intención de Alice?

Fiel a los códigos típicos del thriller, Paulo se adentra con inteligencia en un terreno psicológico más atractivo, menos visceral, que el del noir. Ahora la venganza, el amor, la pasión y el odio no son el eje. Esta vez el espectador debe descubrir si la persona que dice estar en sus cabales realmente lo está. El trío de guionistas recurre a imponentes giros de guion que lo desafían para generar una duda constante sobre la salud mental de la protagonista.

Al igual que en toda la filmografía del cineasta barcelonés, los personajes se introducen en un profundo enigma criminal. Barbara Lennie, como la ciclotímica y contradictoria Alice Gould, y Eduard Fernández como Samuel Alvar, el director del centro, son el núcleo central de una historia estilizada, eficiente y dinámica, y quienes logran que la atención del relato no decaiga a pesar de los excesivos 154 minutos de duración. Ambos resultan convincentes en sus respectivos personajes, logrando mantener el suspenso y la intriga gracias a sus enigmáticas interpretaciones.

Los renglones torcidos de Dios (2022), tan manipuladora como elegante en su concepción estética, que se vio en la sección Perlak del Festival de San Sebastián y fue uno de los grandes éxitos en la taquilla del cine español del año que termina, es un mejor entretenimiento más que una gran película. Pero eso no invalida sus cualidades.

7.0
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