El bueno, el malo y el gallo

La sangre del gallo

Damián está atado a una silla. Un motoquero lo golpea y lo apalea inclementemente, dejándolo al borde del coma. Damián tiene un flashback a un sangriento accidente automovilístico que dejó a dos muertos y sólo a él de sobreviviente. Cuando despierta en el hospital y se entera de todo esto, rompe un espejo y se corta las venas.

La sangre del gallo
sábado 07 de noviembre de 2015
Así comienza la bruta fábula que es La sangre del gallo (2015). Una serie de accidentes de causa y efecto inciertos han traumado la vida de Damián (el disparo de un revólver de pequeño, un confuso choque automovilístico) y lo propulsan a buscar sus raíces, internándose en el “salvaje Oeste” argentino, al margen del desacato y la ley, tras un bandolero moderno llamado El Gallo.Dado que la búsqueda de Damián lo lleva a un submundo nocturno y su recorrido perfila varias incógnitas oscurecidas por el pasado y la mala memoria, la película tiene sabor a noir. Se dirige literalmente al Oeste – hay guiños a Sergio Leone y los personajes estrambóticos de su cine – así que también está el Western. Ambos géneros dependen mucho del clima que aspiran, y la película construye una rica atmósfera que hace verosímil el singular mundo en el que transcurre la historia.La sangre del gallo es la ópera prima de Mariano Dawidson, quien es muy ducho para evocar género y estilo. En cierto sentido la película es puro estilo, aunque no necesariamente del bueno. Ha sido editada para impresionar a raíz del shock, del montaje que destila ese frenesí cinético propio del videoclip. Un personaje habla durante 20 segundos y hay 20 cortes de cámara sobre el mismo eje, mostrándolo de 20 puntos de vista distintos, porque nada de lo que dice o hace es interesante por sí solo. El mismo principio editorial se aplica a lo largo de toda la película. Dado que Dawidson es tanto el director como el editor, se lleva la mejor y la peor crítica del film.Damián se hace difícil de querer. Santiago Pedrero le interpreta muy bien, heroicamente impasible a lo Daniel Hendler. Pero el personaje resulta blando, aburrido. Se la pasa reaccionando a las cosas que ocurren a su alrededor, a caracteres más fuertes que el suyo. Toma muy pocas decisiones en su propia historia – comienza haciendo algunas averiguaciones y lanzándose a la aventura, y el resto es básicamente una larga lista de suplicios cuya resolución queda fuera de sus manos.El saldo de la película termina siendo bastante débil. La película pasa demasiado tiempo antagonizando a Damián con un enemigo incidental que tiene poco y nada que ver con él. De las tres incógnitas (el arma, el choque, El Gallo) la primera no se resuelve y las otras dos se resuelven de manera bastante simplona. Como si el guionista, Pablo Del Teso, no hubiera sabido cómo terminar la trama que tan intensamente supo arrancar.
7.0
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