El corto argentino recibe el máximo galardón
"Un movimiento extraño", de Francisco Lezama, gana el Oso de Oro en Berlinale Shorts
La 74° edición de la Berlinale no se ha caracterizado por grandes descubrimientos. La Competencia Oficial, en particular, ha resultado bastante anodina, sin ninguna película que alcanzara la estatura de “obra maestra”, de esas que marcan el año, que quedan en la memoria.
Sin embargo, y más allá de los evidentes recortes, el festival sigue siendo enorme. Y muchas veces es en los bordes, en las secciones paralelas, en las proyecciones más lejanas a la alfombra roja y los flashes de la prensa internacional donde se realizan los mejores hallazgos.
Así, la selección realizada por Berlinale Shorts parece ser mucho más sólida y consistente que su contraparte en largometrajes. En esta sección, brilló Un movimienro extraño (2024), película ganadora del Oso de Oro y dirigida por Francisco Lezama (conocido por los cortometrajes La Novia de Fankenstein en 2015 y dear Renzo en 2016, en ambos casos codirigidos con Agostina Galvez).
El año es 2019 y la accción sucede en la Ciudad de Buenos Aires. Lucrecia (esa fuerza de la naturaleza que se llama Laila Maltz), que trabaja como guardia de museo, pronostica con su péndulo una fuerte suba del dólar. El despido de su empleo le genera una indemnización que le permite un cambio al que no es ajeno el flechazo que siente hacia un cambista. El tono es el de comedia (también romántica, a su manera) algo extraterreste; jugando con el deadpan y el sinsentido. ¿Pero es eso realmente así? ¿O será que lo que no tiene sentido es el funcionamiento de la economía en Argentina? Y, en todo caso, ¿será que los avatares a los que nos somete aquella economía hace que seamos particularmente proclive al cambio?
Preguntas que nos acompañan al terminar el cortometraje y que nos llevaron al siguiente intercambio en Berlín con Francisco Lezama, su director.
¿Cómo surgió la idea de Un movimiento extraño?¿Es una película de tesis? En su caso, ¿cuál sería?
Un movimiento extraño surge del deseo de combinar varias ideas bastante disímiles. Cuando escribo trabajo sobre ideas que voy acumulando en fichas durante un tiempo. Como me voy encariñando con ellas (ninguna es más importante que la otra), el trabajo consiste en ir armando una estructura de guión que impida que alguna de esas ideas se quede afuera. De esa manera suele surgir, a posterio, la “comedia de enredo”; un género que habilita la convivencia de ideas distintas y caóticas. Creo que este metodo de escritura, se opone a la tesis. Nunca parto de una suposicón o de una hipótesis y nunca llego a ninguna posición, confirmación o tesis. En mi caso en particular prefiero trabjar con atmósferas. En Un movimiento extraño en particular, muchas de las fichas con que trabajé giraban en torno a la crisis y las corridas cambiarias. Una de las fichas con las que trabajé decía: “una guardia de seguridad presiente un robo, pero al consultar con su péndulo prevé una subra abrupta del valor del dólar”. Esa ficha con otras fichas más fueron guiando el corto.
¿Cómo fue la recepcion de la pelicula sobre un tema que aparece tan distante aquí?
La premiere fue bastante particular. No se oyó ni una risa en una sala de 700 personas. Con el equipo comenzamos a pensar que más que una comedia, habíamos filmado un drama (un drama de enredos o un bodrio). Esa incertidumbre estuvo bien… a veces es el público quien termina por decidir qué es lo que uno hizo. En las siguientes proyecciones la cosa fue cambiando y empezaron a aparecer públicos mucho más mixtos. La Berlinale es un festival muy popular y al venir gente de todo el mundo, cada proyección es distinta. Eso es muy entusiasmante. Al mismo tiempo, nos dan un espacio para la charla que ocupamos en hacer el intento de resumir cómo funciona la economía argentina.
¿Y cómo fue el proceso de selección para llegar aquí? La lógiga de circulación de los cortometrajes es bastante particular…
La selección de Berlin -hasta donde vengo viendo- prioriza que cada cortometraje tenga una forma propia particular… que cada corto funcione como un artefacto con sus propias leyes pero que no deje por eso de vincularse con la realidad. En mi caso, la realidad se cuela con la crisis económica. Lo interesante en Berlín es el lugar de importancia que le dan al corto (nunca vi esto en otros festivales). Los proyectan muchas veces en salas muy grandes y céntricas. Por norma general, el corto es muy maltratado. Se lo trata como un género de estudiantes, como un prelenguaje, como a algo inferior al largo. Este problema, suele tener que ver con los problemas de distribución de los cortos. Con lo difícil que es hacer dinero con ellos. Al no distribuirse los cortos no se ven, al no verse se prejuzgan y así... En la actualidad hay varios directores prestigiosos que están volviendo al corto como forma de expresión, Almodóvar sin ir más lejos filmó dos. Quizás las plataformas permitan cambiar el panorama y los prejuicios. No lo sé.