Crítica de “Sin aire”, dos hermanas y un vasto océano en contra

Un viaje para realizar submarinismo en aguas profundas se convierte en una lucha por la supervivencia para dos hermanas cuando un desprendimiento de tierra provoca que una de ellas quede atrapada bajo la superficie.

Remake de la cinta israelí del mismo nombre, dirigida por Yona Rozenkier en 2018, esta cinta nos trae una premisa simple: dos hermanas buceadoras se enfrentan a la muerte en las profundidades del mar cuando una de ellas queda atrapada bajo una roca a 28 metros de profundidad, y la otra debe intentar rescatarla antes de que se le acabe el oxígeno. Una carrera contra el tiempo comienza para ambas. Para May, que debe concentrarse en administrar su respiración para estirar su oxígeno la mayor cantidad de tiempo posible y para Drew, que debe resolver todos los problemas que se le presentan en orden de proveer a su hermana con una manera de escapar.

Este thriller utiliza el minimalismo y el realismo de la situación para generar angustia y tensión constante, sin necesidad de grandes efectos especiales ni subtramas innecesarias, algo que se agradece. Su director, Max Erlenwein, se destaca creando una atmósfera claustrofóbica y asfixiante, donde el sonido del agua, la respiración entrecortada y los latidos de los corazones de sus protagonistas se vuelven importantes. La cámara se mueve con agilidad entre las oscuras profundidades y la superficie iluminada por el sol, creando un contraste visual que refleja el abismo entre la vida y la muerte. 

Las actuaciones de Louisa Krause y Sophie Lowe son convincentes y generan emociones fuertes, transmitiendo el pánico, la desesperación y el amor que sienten sus personajes entre sí. Ambas actrices realizan sus propias escenas de buceo, lo que le da más credibilidad y verosimilitud a la narrativa visual de la cinta. Junto con una duración de 91 minutos y un ritmo tenso pero justo, la película logra su cometido, de la mano de su ambientación submarina y su cinematografía a la altura.