Crítica de “Proyecto Extracción”, delirante superproducción con Jackie Chan y John Cena

Proyecto Extracción (Project X-Traction/Hidden Strike, 2023) es una mega producción con varios inversores asiáticos que intenta emular tópicos de las últimas entregas de la saga de Rápido y furioso (Fast & Furious): increíbles secuencias de persecución a toda velocidad y momentos cómicos entre personajes. Y si bien es bastante errática como producto no es más estúpida que la franquicia de Toretto.

La historia comienza en la mitad del desierto cuando un grupo de rebeldes tienen copada una refinería de petróleo y un grupo comando, liderado por Lou Feng (Jackie Chan) debe interceptarlos. Paralelamente un equipo de mercenarios estadounidenses intenta quedarse con el botín. Pero una cuestión personal deja a Chris (John Cena) aislado y unirá fuerzas con Lou para detener a los villanos liderados por el actor danés Pilou Asbæk.

La película dirigida por Scott Waugh no ahorra recursos en movimientos de cámara ingeniosos, sean con drones, soportes o digitales. Todo es estrafalario al punto de lo increíble en una película que va perdiendo su seriedad minuto a minuto para entregarse a la comedia. En esa lógica aparecen los protagonistas, el dúo imposible que componen Chan y Cena, para cargarse el film al hombro con bromas de todo tipo. Desde la necesidad de ponerse el cinturón de seguridad hasta la diferencia de idioma. Una buddy movie clásica.

Proyecto Extracción no está interesada en el desarrollo de la trama sino en las secuencias de acción. Esto hace que la narración avance con las mismas dificultades que sus personajes para concretar su misión. La sensación es la de estar presenciando escenas aisladas con coreográficas peleas en escaleras, sogas y hasta en una fiesta de la espuma, ideales para el actor Chino de 69 años que ha hecho de la pelea coreográfica una marca de estilo. Cuando el relato se centra en el humor define mejor su horizonte y la acción se libera de tener un sentido o motivación.

Estamos ante una híper producción que toma ideas de persecuciones a toda velocidad junto con el estilo aventurero de Rápido y furioso y Mad Max: Furia en el camino (Mad Max: Fury Road, 2015), dejando el peligro de muerte en un segundo plano, para hacer de la diversión, su principal atractivo.