Crítica de "Tres Cinematecas", Nicolás Suárez y la preservación audiovisual

El cortometraje de 20 minutos se estructura en tres partes, cada una enfocada en un archivo cinematográfico diferente, ubicado en Brasil, Uruguay y Argentina. A través de la arquitectura de los edificios que los albergan, el tríptico logra retratar y conectar tres sitios que han resistido el paso del tiempo y la obsolescencia del cine.

En la Cinemateca Brasileira, los vestigios del matadero del siglo XIX se mezclan con la preservación de valiosas películas que alguna vez compartieron el mismo espacio que los animales sacrificados. Asimismo, la Cinemateca Uruguaya tiene su hogar en el ex Mercado Central de Montevideo, mientras que el Museo del Cine de Buenos Aires se estableció en una antigua usina eléctrica. A pesar de dictaduras, derrumbes e incendios, estos sitios han logrado resistir y mantener viva la memoria audiovisual de la región.

Los narradores, Ava Rocha, María Alché y Daniel Hendler, brindan una perspectiva personal y emotiva a cada parte del film. La manera en que se muestra la interacción de estos edificios con la vida de las ciudades que los rodean es fascinante, demostrando cómo estos archivos cinematográficos no solo son depósitos de memoria, sino también patrimonio cultural. La música, compuesta por Gabriel Chwojnik especialmente para el documental, enriquece la atmósfera melancólica que se percibe en todo momento y contribuye a crear una experiencia audiovisual inolvidable.

Tres Cinematecas transmite un mensaje contundente sobre la importancia de proteger la memoria audiovisual y el patrimonio cultural. Al preservar estas películas, se asegura la supervivencia de una parte esencial de nuestra cultura que podría desaparecer de otra manera. La película demuestra que estos archivos no solo son valiosos por las películas que contienen, sino también por su papel como testimonios culturales y patrimonio de la humanidad.