Crítica de “Transoceánicas”, Lucía Vasallo y Meritxell Colell y una amistad inquebrantable

Vasallo en Argentina, Colell en España, dialogan e interactúan con diferentes formas de comunicación a lo largo de los años, y con el avance de la tecnología permite que la asiduidad de esos mensajes se multiplique, aunque la vida ponga stop los sentimientos y el intercambio.

“Elegí volver a Buenos Aires” dice Vasallo, y después de diez años de ausencia intenta recuperar vínculos que cree, de alguna manera, afectados por la falta de presencialidad, pero que entiende que deberá reconstruir con la misma intensidad de aquel que mantiene con su amiga en el viejo continente.

Los que están y los que ya no, los recuerdos y el cine, los pisos de los departamentos habitados, los que se desean habitar, los proyectos y la familia, temas y detalles que comienzan a urdir un diario único de esta amistad a la par que la vida comienza a poner pruebas en sus desarrollos.

La vitalidad de las imágenes, las palabras que se potencian escena tras escena, sólo algunos de los hallazgos de una propuesta que supera el “agua” que separa a sus directoras y que une en la pantalla ambos universos e impacta positivamente en el espectador.

Además de ese entrañable vínculo, de una amistad inconmensurable, también se constituyen estas mujeres como directoras, dentro del discurso, compartiendo imágenes de sus películas, su accionar en los sets, fortaleciéndolas como constructoras de relatos.

Hacia el final la búsqueda de la descendencia, el ensamble de familias, la maternidad deseada y buscada, terminan por consolidar una película que hilvana y une dos vidas con las mismas pasiones y que  en su devenir, encuentra su propia forma para constituirse como un discurso diferente y único para ver y pensar en aquellos que nos acompañan.