Crítica de la distópica "Invasión: El fin de los tiempos"

Claro que esta vital información (que se trata de una saga y sigue los acontecimientos de la película anterior) no es revelado en la promoción local, que la plantea como una historia independiente. Detalle obvio a los pocos minutos de iniciada la película cuando, al modo de temporada de Netflix, nos resume en escuetos 3 minutos los acontecimientos sucedidos anteriormente.

Al ser esto un resumen no se llega a absorber la cantidad de información (que un objeto de origen extraterrestre fue derribado en Moscú y los militares entraron en contacto con los alienígenas supervivientes, entre otras cosas) y caemos directo sobre Yuliya Lebedeva (Irina Starshenbaum), una chica que oficia de rata de laboratorio por ser la única persona que mantuvo contacto con uno de los extraterrestres. Pero los poderes sobrenaturales que crecen dentro de ella asustan a la población cuestión que la hace huir tanto de los alienígenas como de los humanos que quieren matarla.

Una vez comprendida la complejidad intergaláctica la cosa se simplifica en la típica trama del fugitivo, con la protagonista tratando de escapar junto a su novio extraterrestre (que sobrevivió de la primera película) y algún que otro ayudante ocasional. Todo lo que sigue es la espectacularidad visual de CGI -imágenes generadas por computadora- entre persecuciones y grandes decorados de una Ciudad de Moscú semi destruída ante la amenaza de otro planeta.

Si bien quien busque puede encontrar alguna lectura interesante (sobre el papel del Big Data manejado peligrosamente por los alíen, el papel del ejército ruso en materia militar y espacial) Invasión: El fin de los tiempos (Vtorzhenie, 2020) no pretende ser otra cosa que puro entretenimiento, con un gran despliegue visual y un relato lo suficiente atractivo como para convertirse en saga. Nada más ni nada menos.