2023-08-05

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Crítica de "Benedetta" las santas, brujas y lesbianas de Paul Verhoeven

El tema es original aunque hable de lo que todos sabíamos más o menos: en los conventos todas las monjas no eran santas ni las brujas viejas y feas. Por lo menos, en Italia, en el siglo XVII.

Benedetta entra a los catorce años en el convento. Esta joven es muy lista, muy inteligente y conoce mucho de los evangelios como de la vida de Cristo.

La encontramos ya adulta, y es una mujer hermosa (como sabe serlo la actriz Virginie Efira). Aunque la madre superior del convento la tenga muy vigilada de cerca, Benedetta es un personaje de primera, o la odian o la miran como una santa. Pues muchas veces, pretende haber hablado con su  "esposo" Jesucristo. Lo cierto es que, Dios o su hijo protegió a la ciudad de Pescia (Toscana) e impidió que la peste negra no mate a la mitad de su gente.

Benedetta, como santa, era muy religiosa, casi fanática, siempre rezando, siempre pidiendo y haciendo milagros, una devota auténtica. Les dejo, lectores, descubrir este aspecto de su personalidad.

Benedetta como bruja: las obsesiones de Benedetta en su amor a Cristo era el amor. Ella era fiel a "su" esposo, pero compartía este exceso de amor con una monja más joven. De hecho, no se sentía pecadora del todo. Dar su amor a los otros seres humanos y a mujeres de modo específico no era seguir los caminos del diablo.

En pleno siglo XVII tener relaciones sexuales entre mujeres valía a cualquiera ser enviada a la hoguera en la gran plaza de la ciudad.

Verhoeven, en su período europeo (aquí se trata de una co-producción francesa e holandesa) deseaba desde años dirigir una película sobre la historia de esta monja. Y como el director no es verdaderamente un místico de este siglo, le gusta mucho jugar con los estereotipos religiosos, provocar a los religiosos mostrando situaciones exageradas y de risa también. Un ejemplo sencillo: la monja enamorada de Benedetta, para dar más aliento a esta relación de amor y sensualidad, utiliza una estatuilla de madera pintada (la de la Vigen María) para transformarlo en un sex-toy (del siglo XVII en Toscana).

El maestro Verhoeven es muy duro contra el legado del Papa que sale de Florencia para juzgar a Benedetta, nos habla de un personaje egoísta y pretencioso que ya tiene un hijo, y que huye de la peste negra. Lo "bueno" es que el pueblo salga a la calle y salva a «su» santa. De hecho, según lo que se sabe, ella consiguió el perdón del Papa y vivió recluida en el convento hasta los setenta años.

De estilo muy clásico, casi barroco, Paul Verhoeven nos propone aquí un viaje delirante, un poco loco y exagerado. Solo los creyentes muy fanáticos van a querer armar hogueras para el director holandés. Los demás gustarán de la historia de esta monja que salvó a los habitantes de Pescia del confinamiento. ¡Y la peste fue una pandemia con más muertos que los de nuestra plaga actual.

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