2020-04-05

TL-1 Mi reino por un platillo volador

Columnistas: El cine de lo cool Capítulo 2 "TL1" y "TL2"

Las dos películas de las que voy a explayarme,  TL-1 Mi reino por un platillo volador y TL-2: La felicidad es una leyenda urbana son en realidad una sola, la primera y segunda parte de una trilogía hasta ahora inconclusa que se completaría con TL-3 Mi destino me condena (hasta el momento sin fecha de inicio de producción). Estas películas son pseudo-autobiográficas que tratan sobre un muchacho (interpretado por Lumiere mismo) que sueña con hacer una película de extraterrestres. La mayor virtud de ellas es una paradoja: por un lado parecen películas hechas por alguien que nunca vio una película, por el otro parecen películas de un cinéfilo incurable. Cuando me refiero a alguien que jamás vio una película lo hago en el mejor de los sentidos, no tiene limitaciones, reglas o convenciones, mezcla intuitivamente lo que intuye que hace que la historia funcione ¡y funciona! Cuando me refiero a un cinéfilo, hablo sobre alguien que creció pegado al televisor mirando Chaplin, Keaton y películas de extraterrestres clase B. Básicamente, Lumiere junta a Chaplin, Keaton, Ed Wood y Roger Corman en una licuadora, le agrega ingenuidad, cartón, stop-motion intuitivo y comedia y queda un trago genial. Ambas están compuestas por cortos que fue filmando a lo largo de muchos años en distintas calidades de soporte y profesionalismo, pero siempre con una misma gran ambición, y estas viñetas se van interconectando con entrevistas apócrifas a actores que vemos en esos cortos, a amigos reales o ficticios, familia, etc., y queda como un gran collage que a lo sumo quizás Guy Maddin podría hacer con soltura y salir bien parado. Son películas que exudan cool, energía, pasión por el cine y pasión por hacer cine. Después de verlas es imposible no sentir ganas de agarrar una cámara (sea una Alexa o una digital de fotos del 2004) y salir a filmar. Lo que le importa a Lumiere es el cine y hace que a nosotros nos importe de la misma manera. No cambia cómo se haga, si en computadora, cámara, stop-motion, lo que sea mientras sea una sucesión de imágenes que provoque la ilusión de movimiento y cuente una historia, es cine, y Lumiere es un verdadero maestro. Espero que pueda completar la trilogía y filme todas las películas que tiene pendiente filmar porque según los guiones que leí, son genialidades. Ah, y espero que no haya que esperar a que se muera para se lo llame un prócer del cine argentino.
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