2023-03-08

Sala Lugones

Crítica de "Danubio" o de como los servicios vigilaban al Festival de Cine de Mar del Plata

Corría el año en el que, mientras París ardía y la primavera se apoderaba de Praga, la ciudad de Mar del Plata se disponía a recibir más de una veintena de delegaciones de todo el mundo que concurrirían al recuperado Festival creado años anteriores por el gobierno peronista. Claro que Perón ya no estaba en el poder y un golpe de Estado había puesto como presidente al Gral. Onganía. Era la época de la llamada Guerra Fría y los servicios de inteligencia montan un operativo de vigilancia sobre todos los invitados llegados de Europa del Este a raíz de su cercanía al comunismo.

La ópera prima de la marplatense Agustina Pérez Rial está construida en su totalidad a través del montaje de material de archivo en diferentes formatos, donde la voz de una inmigrante rusa arribada al país, junto a sus padres, durante el gobierno de Perón, le da forma a un relato fantasmagórico, en el que espías revisan habitaciones de hoteles, una sociedad cultural comunista secreta, la que da nombre al título, se erige como la resistencia, mientras que detrás de fiestas y recepciones que simulan engalanar un evento internacional saboteado por los actores y actrices nacionales que deciden no asistir al mismo (excepto Isabel Sarli y el director Armando Bo) declarándose en huelga, se esconde una realidad paralela.

Más allá de lo que cuenta, que de por si es una historia tan magnética como poco difundida, con un minucioso trabajo de investigación y recuperación de material, que incluye desde audiovisuales de la época, material fotográfico como archivos del servicio de inteligencia, es como Pérez Rial elige poner en escena y narrar la historia. Danubio (2021) toma elementos del policial negro y las películas de espionaje para posicionarse ideológicamente sobre la memoria y su construcción a partir de una serie de acontecimientos donde lo cultural y lo político (por encima de los partidismos y las grietas) conforman un todo indisoluble, que se retroalimentan en su accionar, para reafirmar de que si todo cine es político por definición todo Festival también lo es y el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata no fue ni es ni será la excepción a esa regla.

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