Crítica de "Verano en rojo", arriesgado thriller sobre la pederastía en un colegio religioso

La trama sigue a María Ruiz, una comisaria de policía interpretada por Marta Nieto, quien se enfrenta a un crimen espantoso: el asesinato de un joven con indicios de ahogamiento. Al no contar con pistas claras para identificar al cadáver, Ruiz, persistente e intrépida, se embarca en una investigación que revelará conexiones entre varios cuerpos y un oscuro modus operandi.

Por otra parte, el veterano periodista Javier Luna (José Coronado) emerge como un personaje clave en la historia, enfrentándose a la transición del periodismo tradicional al mundo digital y sumergiéndose en la investigación junto a la comisaria Ruiz, con el objetivo de descubrir a los culpables y revelar la verdad que se esconde detrás de los crímenes.

La película encuentra su fortaleza en la temática delicada y perturbadora de la pederastía en un colegio religioso. La trama se adentra en las profundidades de la iglesia, mostrando hasta dónde llega la cúpula para encubrir a los responsables y evitar el escándalo. Este abordaje, tratado de manera elegante e inquietante, agrega niveles de complejidad a la trama y presenta una perspectiva audaz.

A pesar de su audacia y riesgo, Verano en rojo no se destaca por su inmediatez. La primera mitad resulta tediosa, sin ritmo, y le cuesta arrancar, exigiendo paciencia al espectador. Sin embargo, la segunda parte del film se apodera del thriller puro, proporcionando un giro en la trama que la vuelve más intrigante y absorbente, aunque no logra escapar completamente de los clichés del género policiaco y presenta algunos altibajos.

Verano en rojo es una apuesta arriesgada que, a pesar de sus puntos débiles, consigue atraer la atención gracias a su intrigante manejo de temas sensibles y su evolución hacia un thriller policiaco más atractivo.