2019-11-27

Buenos Muchachos

Dossier: De "Buenos Muchachos" a "El irlandés", el cine de gángster de Scorsese

Un estreno, a través de Netflix, que está colocando al director norteamericano (de ascendencia italiana) nuevamente en el centro de todo y no solo por la relevancia en cuanto a una nueva obra suya sino, además, por el valor cinematográfico. Ha realizado una gran película a partir de un reparto plagado de historia y ha revitalizado el género policial, de gángsters y de mafia bajo su sello personal que, a la vez, revitaliza al cine clásico norteamericano.Desde luego cuando uno ve en El Irlandés no puede dejar de pensar en la conexión con otras películas de Scorsese. Sobre todo con Buenos Muchachos (Goodfellas 1990) y Casino (1995). Ambas pueden pensarse como una trilogía o tríptico. Son las historias sobre el poder, el auge, apogeo y como siempre, la caída. Una forma concreta que Scorsese elabora en el sentido de grandes historias épicas que pueden resumirse en la historia de un hombre. Tanto como si cada película fuera la historia de vida de un hombre en un periodo de tiempo. En Buenos Muchachos, Henry Hill; en Casino, Sam Rothstein y finalmente en El Irlandés, Frank Sheeran. No obstante, aquel personaje sirve para abrir a un compendio de otros personajes, de otras pequeñas historias y ahí entonces la modernidad de Scorsese que partir de una voz puede abrir múltiples voces que giran en torno a su personaje principal. Uno puede emparentar con las grandes novelas modernas y aquellas sagas de la literatura donde un personaje y su contexto nos llevan a grandes sucesos. Ejemplo de ello, John Dos Passos o William Faulkner y muchos más de la historia norteamericana.En el arte y en la literatura, sobre todo, siempre se haba de los grandes autores reescribiendo la misma historia. Todo el tiempo están o estuvieron tratando de alcanzar la gran obra que, se dice también, nunca llegan a escribir o realizar. En el cine también sucede. En El Irlandés Scorsese reelabora su propio estilo y no solo en cuanto a lo temático sino también en lo técnico y visual. Al igual que Buenos Muchachos y Casino, la técnica está colocada al servicio del despliegue visual y de la historia, pero en El Irlandés ha llegado a su cúspide cinematográfica. Si bien al ver Buenos Muchachos y Casino uno puede encontrar que hoy siguen llenas de vitalidad por más que hayan sido realizadas en los años 90s, con El Irlandés no solo se percibe ello, sino que estamos viendo una obra basada en los años 70s, que utiliza los recursos de ser realizada en el siglo XXI. Scorsese es consciente del tiempo que ha pasado, y ha llegado a rejuvenecer a sus actores para que la tecnología también responda a esta historia. Entonces no solo hay nostalgia de volver a ver recursos conocidos, sino que le ha dado toda una impronta nueva: los planos secuencias, la voz en off, la cámara lenta, las imágenes congeladas, los diálogos, la manera como presentar a los personajes, las fiestas como lugar de negocio -y de paso a la acción y a la violencia-, e inclusive la música y los leivmotiv de cada secuencia se ven revitalizadas, sintiendo por supuesto, un guiño a toda su obra. La voz en off, un recurso central en Buenos Muchachos y Casino, esta vez está centrada en Frank Sheeran (Robert De Niro), pero no solo nos desarrolla enormes parlamentos sino que ahora habla directamente a la cámara. La voz en off que es lo más psicológico, ya no solo nos dice que la historia es la biografía de Frank Sheeran y de lo que pasó con Jimmy Hoffa (Al Pacino): es también la subjetividad de Frank. Todo lo que vemos es su único punto de vista. En ese punto nos hace recordar a Taxi Driver (1976), donde la voz en off no solo te habla sobre el personaje, sino que todo elemento como la ciudad y el conflicto está atravesado por la mirada del protagonista. Incluso cuando Bufalino (Joe Pesci) conversa con Hoffa nos damos cuenta de que Frank Sheeran los mira desde lejos. Él conecta cada hecho que pudiera resultar distante o paralelo. Al final Scorsese lleva ese recurso al máximo haciendo que la película tome la forma de la personalidad de Frank. Ya no necesita la voz para que sepamos lo que sucedió, como en Buenos Muchachos y Casino o incluso en Los infiltrados (The Departed, 2006), es la misma imagen la que se convierte en el punto de vista de Frank Sheeran y nos termina de sumergir en la rutina mecánica de lo que ha sido su vida. Una visión tan fría como su oficio de asesino a sueldo. Entonces la repetición, la conspiración y los demás personajes quedan de alguna forma plagados en esa manera de ser, esquemática y sin culpa, como es Frank Sheeran.Volviendo a la idea de la literatura y el hecho de que varias obras de Scorsese empezaron en novelas, El Irlandés es la adaptación de la novela I Heard you Paint Houses de Charles Brandt y es interesante encontrar como la estructura inicial de la película es, como expuso una vez Jorge Luis Borges sobre la obra del Ulises de James Joyce, la historia de un hombre quien en un único día concentra toda su gran historia. Y en ese camino Joyce toma la estructura de La Odisea de Homero. Como si en un solo momento se pudiesen abarcar muchos años que engloban grandes aventuras. El Irlandés empieza con el viaje a una boda de Frank Sheeran y Bufalino. Luego nos damos cuenta del verdadero objetivo no está en llegar a la boda sino a Jimmy Hoffa. En ese viaje se mira hacia el pasado y en cada historia se toma formas distintas y diferentes despliegues visuales. Si uno compara con Buenos Muchachos y Casino donde vemos el crecimiento y desarrollo de los personajes y sus historias, encontramos aquí un viaje inverso. El Irlandés mira hacia atrás. La idea religiosa -otro tema presente en Scorsese- del pasado como una especie de expiación o redención sobre lo que realmente sucedió. Y además una suerte de espejo de Scorsese viendo su propia obra y a los mismos actores que fueron sus personajes principales de aquellas películas. Dos elementos atractivos aquí son: por un lado, el plano secuencia inicial, una marca de Scorsese cuando se está frente a un momento nuevo o de cambio. Y otro, la presentación de cada personaje con una placa que indica cómo encontró la muerte. Una aclaración que normalmente iría al final de la película, aquí va ante la aparición de cada personaje como lo hizo en su momento en Calles salvajes (Mean Streets 1973).Si bien Buenos Muchachos es la gran historia sobre la mafia y Casino sobre el origen de los casinos en las Vegas, El Irlandés es la historia de Estados Unidos que cambia en el siglo XX con la muerte del presidente John F. Kennedy. La película toma todo ese suceso para hablar de la conspiración y demás elementos que se van a tomar como cimientos de la sociedad norteamericana. Este también es el legado de El Irlandés. Pero también la gran reunión de Robert De Niro y Al Pacino, la más esperada de todas, además de Joe Pesci y Harvey Keitel. Scorsese junta a lo que sería el reparto oficial para contar una historia de mafia y gángsters, y justamente los utiliza para una historia de esta índole, como diseñados a medida. Al Pacino con toda la potencia verbal y Robert De Niro con toda la parquedad y misterio. Ambos bajo su forma de símbolos de actuación entregan enormes perfomances. Uno frente al otro y a la vez el compañerismo entre ellos. Frank Sheeran además es un hombre que llega a tener poder pero que era un camionero que se abre camino al rodearse de hombres poderosos. Uno de ellos es Jimmy Hoffa y entre ellos dos se da cimiento a una gran historia épica. Un tema también presente en otras películas de Martin Scorsese donde el personaje principal tiene un mentor o guía. Esta vez con los dos grandes actores e íconos de una generación.Y al final Scorsese como en sus demás películas entrega un gran cierre. Aunque distinto y novedoso, termina su historia, quizá de las mejores de Martin Scorsese, que lo coloca en la cúspide junto a los grandes autores de la historia del cine.
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