2019-02-20

Familia, tradición y tragedia

La boda

Con La boda (Noces, 2016), el director Stephan Streker eligió para su tercer largometraje llevar a la pantalla grande la historia de Sadia, entregando un relato crudo y desangelado que nos mete en la intimidad de la familia, repasando cada momento que anticipa la tragedia.Desde lo socio-cultural la historia pone en relieve la rigidez de ciertas tradiciones de oriente que parecen extremas desde nuestra visión occidentalizada, y la Sadia que vemos en pantalla se vuelve un personaje lleno de riqueza porque, a diferencia de sus padres, no nació en Pakistán sino que es una mujer belga dentro de una familia pakistaní estricta en lo que concierne a sus costumbres.

 Streker elige no apoyarse demasiado en recursos cinematográficos que idealicen la narración o desvíen de su verdadero objetivo, por el contrario, hay una ausencia absoluta de banda sonora, una estética completamente bajada a tierra y la recreación de momentos cotidianos de la forma más bucólica.Para quienes sean ajenos a la historia real en que está basada La boda, el giro del tercer acto seguramente los tomará por sorpresa. Si bien el relato va entregando pequeños indicios, el impacto final no es fácil de digerir. Dentro de una contemporaneidad donde las mujeres del mundo real (tan real como aquel en que vivía Sadia) siguen peleando por un lugar de igualdad con el hombre -sean de donde sean y peleen por lo que peleen- películas como La boda ayudan a visibilizar una problemática mundial que está entre las grandes cuentas pendientes de nuestro nuevo milenio.
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