2014-03-08

La aventura del laberinto

Jardín de sueños

La figura del laberinto en la obra de Borges tiene un valor altamente simbólico. Este tópico es el que da inicio a la narración, pasando a través de las palabras de María Kodama o bien del recuerdo de la amiga íntima de Borges, Susana Bombal. Todo este prólogo, en el cual se intercala gráfica con frases del propio escritor, le va creando un contexto a lo que sigue después. Una vez que comienzan a aparecer las personas que llevaron a cabo el proyecto el film se perfila un poco confuso, pues, si bien sus nombres aparecen en pantalla, no hay explicación alguna de quiénes son o qué incumbencia tienen dentro del documental. Esta ausencia de presentaciones no es un dato menor, siendo que la mayoría no son personas de conocimiento público.Por otro lado, no parece existir un hilo conductor de los relatos y muchos de los comentarios se tornan bastante divagantes. Sucede también que mucho de lo que cuentan no aporta nada interesante a un relato que (por momentos) parece ser significativo solo para aquellos que lo vivieron y nada más.No se puede negar que, a pesar de esto, conocer el camino que tuvieron que recorrer estos señores para poder llegar a cumplir el sueño de Camilo crea la imagen de una aventura de gran rareza. La solidaridad de la gente para con el proyecto se narra aquí como un hecho inesperado que permitió entre otra cosas poder llegar a terminar este emprendimiento.Ya avanzado el documental la figura de Borges queda perdida, pero para revivir en el espíritu de todos estas personas que con su aporte pudieron llevar adelante una empresa que de fácil tenía muy poco. A pesar de que la idea del laberinto está pensada a partir de la simbología de la obra borgeana, lo cierto es que aquí parece cobrar vida propia, extendiéndose en el espacio y en el tiempo.
Te puede interesar