Rise Up

En una tierra donde la escena musical escapa del modelo fabril del entretenimiento y encuentra en los suburbios su origen primordial, es la palabra cantada un acto de resistencia y el reggae su lengua madre. El espectador descubrirá el destino de estos tres artistas en el ríspido camino de la música. El film reconstruye la vida en la isla en un montaje continuo de imágenes. Partiendo de la inmensidad de una geografía selvática y esplendorosa, la cámara se introduce en el Ghetto, en sus construcciones humildes, los bailes callejeros, el fútbol barrial y las calles de tierra, donde habitan cientos de historias aún por descubrir. Allí donde la conformación poblacional es bien específica -con una mayoría descendiente de esclavos africanos y excluidos de la alfabetización- la música es el lenguaje soberano del Ghetto, asentamiento donde la pobreza también encuentra en la vocación musical una vía posible para salvarse. Con la cámara a cuesta, el director cuenta la historia de tres jóvenes artistas que, proviniendo de sectores sociales antagónicos, ponen a prueba su capacidad como cantantes encontrando para sí desenlaces igual de disímiles. Ellos son Ice Anastacia, el chico rico de aspecto gangster latino y carismático; Turbulance, un joven rastafari quien sueña su futuro como embajador de la música reggae; y Kemoy Reid, una adolescente humilde de la zona rural que, provista de una voz asombrosa, sumará a su origen social el hecho de ser mujer como condicionante en ascenso musical. Rise Up tiene la fuerza de ser reflexivo y cautivante por sus testimonios, sus encuadres estéticos y la esperanzadora misión por encontrar inspiración en medio de tan complejo y dramático escenario jamaiquino.