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Crítica de "Los conductos", experiencia radical de Camilo Restrepo
Camilo Restrepo apuesta a una estética radical para narrar una historia de violencia y sectas religiosas a partir de un relato personal que provoca una relectura de la historia colombiana reciente.
La ópera prima de Restrepo es una obra de ficción pero inspirada en las memorias de Luis Felipe Lozano. alias Pinky, quien se interpreta a sí mismo, y se conoció con el cineasta cuando protagonizó el cortometraje Como crece la sombra cuando el sol declina (2014).
Un hombre que se enfrenta a su pasado luego de haber asesinado al líder de una secta religiosa a la cual pertenecía y donde la violencia era considerada un mal menor es el hilo conductor de esta obra radical, disruptiva, por momentos desconcertante, filmada en 16 mm y donde los claroscuros de su paleta de colores proponen un juego que combina lo fantasmagórico con la realidad.
Los conductos (2020) funciona como una suerte de pesadilla catártica donde diferentes personajes de la cultura popular colombiana interactúan con el protagonista guiándolo en su camino redentorio a la vez que desciende a su propio infierno.
Restrepo propone una experiencia tan fantástica como surrealista para narrar a través de un relato personal la historia de la propia Colombia, un país donde, según la hipótesis que se plantea, la violencia moral se justifica con la fe.
