Salas

Critica de “Horrorland”: El cine slasher llevado a su mínima expresión

La película de terror sueca dirigida por el debutante Simon Sandquist va al hueso fundamentalista del cine de género, sin vueltas pero sin gracia.

lunes 06 de mayo de 2024

El cine slasher nos ha aportado gloriosos personajes a la cultura popular, dentro de los cuales podemos destacar a Michael Mayers (Halloween, 1978), Jason (Martes 13, 1980), Freddy (Pesadilla en lo profundo de la noche, 1984), entre otros. Lo divertido de sus relatos siempre fue su simplicidad, no siendo necesarios grandes giros narrativos y sorprendentes revelaciones. Las cintas no tienen demasiado misterio y esa particularidad las hacía sencillas de ver y divertidas. Su frescura durante la década de los 80 revolucionó el cine de terror, creando este entretenido subgénero donde la idea es clara: Un grupo de personas, preferentemente adolescentes obscenos, serán cazados y aniquilados por un asesino, algunas veces solo una persona más con propósitos oscuros y vengativos, a veces un ente sobrenatural dispuesto a hacer la vida de los personajes un infierno. Bajo esta clásica y simple premisa se desarrolla Horrorland (Karusell, 2023).

Cinco amigos son invitados a una noche exclusiva en un parque de diversiones. En él, la guía los lleva a recorrer el lugar sin saber que en él se esconde un asesino esperando su oportunidad para acabarlos.

El film rescata lo esencial de los slashers y nos presenta a un grupo de adolescentes que se creen dueños del mundo, engreídos y soberbios, que a su vez esconden un oscuro pasado criminal, con un “accidente” del pasado que los persigue. Filmada y ambientada en un parque de diversiones de Suecia, la película presenta una cinematografía deslumbrantemente brillante por momentos pero oscura y apagada a partir del segundo acto, donde se nos presenta, quizás de manera un poco tosca, a quien será nuestro antagonista. A diferencia de muchas cintas similares, el director elige ir por lo terrenal, dejando de lado lo sobrenatural de los asesinos de otras entregas, presentando a un enemigo determinado pero común.

El problema de la película es su falta de originalidad. Lo único que no repite o toma de otras películas es la idea de situarse en un parque de diversiones. La falta de personalidad e imaginación se vuelve notoria en cuestión de minutos, cuando la cinta comienza a emular todo lo que ya vimos, cómo la idea de un pasado turbio y personajes que no presentan ningún tipo de remordimiento. Los clichés se acumulan a la mitad de la proyección dejando en evidencia la falta de ingenio del guión. Llegando al final de la cinta es tan poca la tensión que se vuelve difícil de seguir, con algunas incoherencias narrativas que terminan de hundir un ya muy por debajo de la media metraje

4.0
Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS