Sete anos em Maio

Sete anos em Maio, un mediometraje de apenas pero contundentes 42 minutos, se divide en tres partes. Durante la primera vemos a un joven que camina por una calle desierta una noche cualquiera cuando es abordado y abusado por las fuerzas de seguridad. En esta parte de la historia el punto de vista recae sobre la policía y lo que se muestra es claramente una representación ficticia. Corte y la cámara -de nuevo fija -se posa sobre el rostro del mismo muchacho, Rafael dos Santos Rocha, quien a través de varios minutos, si ningún tipo de interrupciones ni cortes, cuenta como su vida de desplomó luego de que un grupo de policías lo hostigara, detuviera y torturara física y psicológicamente, para luego chantajearlo. En la última parte otro grupo de jóvenes participan de la representación de un juego sobre resistencia policial que ejemplifica la opresión ejercida sobre aquellos que tienen poder sobre los más vulnerables.Uchoa, quien luego de Arábia vuelve a trabajar con Joao Dumans, aunque esta vez como guionista y montajista, estructura el film en base al testimonio de Rafael dos Santos Rocha para trabajar sobre la el abuso y los efectos que tanto a corto como a largo plazo genera en aquellos sectores sociales que lo sufren. Cada una de los actos en los que se divide Sete anos em Maio representa de manera ficcionada y documental, explícita y metafórica, la situación de violencia a la que son sometidos a diario aquellos que pertenecen a sectores emergentes.Sete anos em Maio resulta un urgente manifiesto político que invita a reflexionar, sin maniqueísmos, manipulaciones y escapándole a los vicios de cierto cine social brasileño, sobre la violencia contemporánea ejercida por cierto sector de la sociedad con poder, que gobierna en base a sus propias reglas, olvidándose que todos somos parte de un estado de derecho, sin importar raza, religión, sexualidad o situación social.