La traidora del pueblo

Secretos de estado

Podríamos decir que Gavin Hood es un director bipolar. El lado fantástico de su filmografía cuenta con películas como X-Men Orígenes: Wolverine (2009) y El juego de Ender (Ender's Game, 2013), y su lado histórico/bélico cuenta tanto con obras de ficción como aquellas basadas en hechos reales. Tal es el caso de su último opus Secretos de estado (Official Secrets, 2019), film que cuenta la historia verídica de una agente de inteligencia británica que decide romper todos los protocolos y revelar al público los manejos turbios de la política internacional en el momento más álgido de la llamada "Guerra contra el terrorismo" encabezada por los Estados Unidos.

Secretos de estado
martes 17 de diciembre de 2019
Keira Knightley interpreta a Katharine Gun, empleada de una agencia de inteligencia británica encargada de investigar posibles amenazas foráneas contra su país. Cuando en 2003 la agencia recibe un mail que sugiere cooperación para presionar a los integrantes más débiles de ONU, para obligarlos a votar a favor de la participación británica en la guerra contra el Terrorismo y el régimen de Saddam Hussein, Katharine decide filtrar ese mensaje a los movimientos anti-bélicos para exponer un accionar político que pone en riesgo miles de vidas que quedarían atrapadas en el enfrentamiento, tanto civiles como militares.Cuando Katharine decide reconocer que fue ella quien filtró el documento clasificado, debe afrontar un juicio por traición a su patria, y es acá donde se vuelve borrosa la línea que divide el cumplimiento del deber de la responsabilidad para con el pueblo. Katharine siente que el derecho del pueblo británico a saber las negociaciones turbias que lleva a cabo su gobierno está por encima de todo. Y es así como el relato se vuelve una de esas historias de personajes sentados en escritorios, intercambiando ideologías y posturas, con la vida de una persona pendiendo de un hilo.El mayor problema de la película es la forma en que elige ir contándonos dicha historia, arrancando por lo que sería el inicio del tercer acto a modo de "cliffhanger", para luego volver al acto uno y recién ahí seguir un camino lineal. Lamentablemente ese falso inicio que se adelanta termina espoileando un aspecto crucial de la historia, al menos para aquel que desconozca los hechos reales. Esto le quita intriga a todo lo que viene después, que se vuelve sumamente derivativo.Keira Knightley se desenvuelve con la solidez a la que nos tiene acostumbrados, en la piel de una mujer que pone el interés del pueblo y su derecho a saber por encima de todo, incluso por encima de su propia libertad y el destino de su familia. A pesar de tener un papel mucho más pequeño, Ralph Fiennes tambíen se luce en el rol de un íntegro abogado defensor.La película sigue el camino de tantas otras producciones cuya temática gira en torno a los juegos del poder político, el rol de la prensa independiente y esos personajes dispuestos a convertirse en mártires por una causa. Pero lo extraño de esto es su final anticlimático, con una resolución tan express que echa por la borda toda la construcción de conflicto en la que el espectador invirtió casi dos horas. Como thriller político termina dejando sabor a poco.
6.0
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