Crítica de "La camarista": Lila Áviles y la vida de los otros

La ópera prima de Lila Avilés es un delicado y cautivador retrato de las disparidades sociales. La trama sigue la vida de Eve, interpretada magistralmente por Gabriela Cartol, una joven mucama que labora en el hotel más lujoso de la Ciudad de México. Este edificio, una imponente torre de vidrio, está habitado exclusivamente por huéspedes adinerados, cuyas vidas Eve imagina a través de los objetos olvidados y la ausencia que dejan tras de sí.

Crítica de "La camarista": Lila Áviles y la vida de los otros
martes 19 de noviembre de 2019

La camarista (2018) nos sumerge en la vida de Eve, una mujer atrapada en la rutina agotadora de su trabajo en un lujoso hotel. Las largas jornadas laboriosas la mantienen alejada de su hija, pero su determinación por mejorar su situación la lleva a aceptar una promoción que solo agrega más presión a su vida. Sin embargo, Eve no se rinde y decide inscribirse en un programa de educación para adultos ofrecido por el hotel, mostrando una valentía que la impulsa a buscar un cambio.

A lo largo de la película, vemos cómo las nuevas amistades y encuentros inesperados de Eve, como su relación con una compañera de trabajo y un coqueteo incómodo con un limpiador de ventanas, le inspiran el coraje necesario para enfrentar su realidad. Cuando las cosas no salen como esperaba, Eve se embarca en un viaje de autodescubrimiento, desafiando las reglas y liberándose de la prisión de su clase social.

Basada en la obra de teatro homónima y en el proyecto artístico de Sophie Calle, La camarista destaca entre la nueva ola de cineastas mexicanas y latinoamericanas. Con una fotografía impecable y una mirada humanista, la película muestra el talento prometedor de Avilés como cineasta a seguir de cerca. Su enfoque casi documental nos sumerge en la realidad de Eve, mientras que su narrativa nos invita a reflexionar sobre la lucha por la libertad y el autodescubrimiento en medio de las adversidades.

8.0
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