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Crítica de "Ficción privada": La fragilidad de la memoria

La nueva película de Andrés Di Tella, "Ficción privada" (2019), propone un recorrido sobre su historia y los recuerdos acumulados de su familia, y cómo la revelación de algunas viejas cartas le permiten superar el duelo que atraviesa por el fallecimiento de su madre acompañado de su hija y amigos, muchos amigos.

Crítica de "Ficción privada": La fragilidad de la memoria
martes 19 de noviembre de 2019

La película comienza con un potente arranque, mostrando primerísimos primeros planos de viejas fotografías de las que se sabe poco y nada, mientras en off se intenta imaginar un posible contexto. El deambular por las calles con esas imágenes posiciona al espectador en el contexto con el que jugará la película.

El título Ficción privada alude a lo privado, pero también juega con el mítico ciclo cinéfilo Función Privada, encabezado por Carlos Morelli y Rómulo Berruti. Lo que inicialmente es privado se convierte en público, y en esa exhibición comienzan a surgir mecanismos que operan como disparadores de otras ficciones dentro de la propia ficción.

Para Andrés Di Tella, pasado y futuro sirven de preámbulo para construir una metáfora sobre la vida y la muerte en el devenir de la narración. La película no cae en lugares comunes y participa a todo el grupo que lo acompaña como co-creadores de su relato.

Di Tella ha reflexionado sobre la vitalidad de algunos vínculos y la finitud en obras como 327 cuadernos (2015), parte de la recuperación de la figura del célebre autor Ricardo Piglia. En esta ocasión, la dialéctica entre materiales e ideas se plasma en la película, donde la presencia del director como guía y el uso de actores y no actores para desarrollar los disparadores dotan a Ficción privada de una notable capacidad lúdica para evitar la solemnidad y el discurso obvio.

Los pequeños diálogos entre Di Tella y su hija construyen la potencia de la historia, despojándola de formalidades para narrar la importancia del linaje, la herencia y los nuevos procesos de deconstrucción de mandatos. Además, esa familiaridad revela enconos familiares que demuestran lo inabarcable y desconocido de los otros, incluso siendo parte del círculo más cercano.

La película está estructurada a partir de retazos y utiliza la voz como fundadora de sentido y autoridad para con el otro. La inabarcable multiplicación de capas que configuran su trama invita a verla en más de una oportunidad, dejando al espectador con una sonrisa al salir de la sala.

8.0
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