Los viajantes

Retrato de propietarios

Documental que indaga sobre lo extraño de contemplar el mundo natural. Sobre todo, en los animales y una particular conexión que pudiera haber entre ellos. Desde distintos puntos de vista es un relato con tintes de ciencia ficción y que lidia con lo experimental. Un trabajo sobre la imagen, los colores, las formas y los sonidos, como si en todo ello se escondiera un mensaje oculto.

Retrato de propietarios
jueves 10 de octubre de 2019
Desde el inicio la película marca su estilo. Plantea una introducción netamente experimental cercana al videoarte: un perro que se mueve dejando una estela por sus movimientos. No se trata de acentuar una cámara lenta ni un efecto natural, sino una idea fantasmal. Al mismo tiempo se sobreponen peces a blanco y negro como ver todo a través de una pecera. El sonido desnaturalizado y exagerado. Después, empieza el compendio de imágenes de una isla en Japón, localidades en España y Argentina. Pero se nos ha planteado un enigma y el tono de todo. Los perros, los gatos y algunos animales acuáticos son los centros de esta historia. Visiones urbanas e isleñas que dan la impresión de ser registros normales, pero que comienzan a volverse extrañas. El agua, los colores de los campos y sobre todo la gente que cruza una calle comienzan a generar suspenso.Retrato de propietarios (2018) es atractiva porque combina la absoluta rigidez de los planos urbanos, de los paisajes clásicos desde un punto de vista de observación con una mirada obsesiva y neurótica sobre los gatos y los perros, antenas y sonidos de mensajes llegados de otros lugares lejanos y crea la metáfora de ser ajenos a este mundo. Genera así una atmósfera de ciudad fantasma y a la vez de relato de tensión y código a descifrar. Todo por exceso de realidad natural. La impronta de los gatos japoneses nos recuerda al gesto que se encuentra en San Soleil (1983) de Chris Marker. La mezcla y conexión de distintas imágenes capaz de crear un tiempo distinto y particular, casi como un trabajo de la memoria y el recuerdo donde el tiempo se aleja de la rutina y se convierte en el tiempo que surge entre los espacios y los animales. La idea de mensaje oculto se crea con la complicidad del espectado que es quien observa.También hay un trabajo sobre la destrucción y/o autodestrucción, de final de todo. El director Joaquín Maito puntualiza sobre el material y recuerda un poco a cierto tono de David Lynch creando suspenso en la mezcla de imágenes y sonido. Al final, es la historia de animales domésticos perdidos, de seres perdidos. Es además una película sobre viajes, sobre lo extraño que aparece al mezclar un gato desapareciendo como un extraterrestre y un hombre mirando desde lo alto de un edificio en alguna parte del mundo. Desnaturalizar la misma naturaleza y encontrar lo raro en la imagen natural y lo sobrenatural del paso del tiempo en los objetos. Mostrar así la línea muy delgada que divide lo documental y la ficción o ciencia ficción.
6.0
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