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Crítica de "La noche de 12 años": La resistencia

"La noche de 12 años" (2018) entiende perfecto por donde va el cine contemporáneo: hace un cine sensorial, visceral, que invita al espectador a vivir la experiencia de sus protagonistas. De esta manera su director y guionista Álvaro Brechner (Mr. Kaplan, Mal día para pescar) nos adentra en las vicisitudes de José Mujica, Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro en un himno a la resistencia.

Crítica de "La noche de 12 años": La resistencia
lunes 24 de septiembre de 2018

La trama es sencilla, pero su poder y relevancia trascienden cualquier crónica periodística: durante la dictadura militar en Uruguay, nueve detenidos del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros son separados y tres de ellos tomados como rehenes. La película se enfoca en estos tres individuos, condenados a un encierro total y aislamiento desde 1973 hasta 1985. Optando por una narrativa poco convencional, el filme explora su calvario, sus emociones internas y los diversos sentimientos que experimentan.

Los protagonistas son un joven José Mujica, Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro, interpretados magistralmente por Antonio de la Torre, Chino Darín y Alfonso Tort, respectivamente. La película es impactante, incluso terrorífica, al utilizar elementos propios del cine de terror, como el fuera de campo, tomas subjetivas y expresionismo visual, para transmitir las sensaciones de los hombres encarcelados. "Preferirán estar muertos", dice un coronel, y continúa: "Nuestro objetivo es volverlos locos". Lo que sigue es una serie de humillaciones y sometimientos destinados a despojarles de su humanidad.

Aunque no se centra en torturas físicas, el aislamiento, la escasez de recursos y el constante maltrato intentan socavar su resistencia. Sin embargo, estos hombres mantienen su dignidad durante 12 inimaginables años. Álvaro Brechner introduce hábilmente toques de humor para mostrar la incompetencia del ejército uruguayo y aliviar la gravedad del relato. A través de pequeñas anécdotas vividas por los detenidos, la película transmite sus duras emociones internas, utilizando recursos como el surrealismo y el expresionismo, junto con un diseño sonoro impecable, para ilustrar el tormento que enfrentaron.

Estos recursos amplifican los elementos mínimos del relato, como la ausencia de un simple inodoro, convirtiéndolos en poderosos símbolos de la experiencia humana. La noche de 12 años no se limita a contar una crónica; se conecta con la actualidad, tanto por su enfoque sensorial como por el contexto político e histórico de Latinoamérica. Lo que antes podría haber sido un homenaje al ex presidente Mujica, ahora se convierte en un himno a la resistencia en un momento de amenazas a los derechos y ajustes económicos en la región.

9.0
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