Violence Voyager

Los japoneses han elaborado contrapuntos muy marcados a la hora de motivar las emociones humanas. Desde el J-Horror pasando al Hentai y al Manga, sus formas de representación son diametralmente opuestas al terror, el cómic o el stop motion occidental. El Gekimation es un procedimiento artesanal realizado en Japón durante los 70. Ujicha pone en marcha esta mecánica para construir una ágil trama.Bobby, adolescente de familia americana, sale junto a su amigo a pasear por el bosque. Dentro de él, serán invitados por el dueño a un aparente inofensivo lugar infantil, el cual retrotrae a la infancia, al relacionarlo con el entrañable láser shot. Allí dentro, deberán enfrentar a unos “robots” (también de cartón) a punta de pistola agua. La trama da vuelta cuando se encuentran a una chica aturdida y abandonada. El inocuo dibujo infantil pasa a ser una carnicería de chicos, digitado por el dueño del lugar, quien manda a capturar a niños con el objetivo de transformarlos genéticamente. Su amorfo hijo es el secuestrador devenido en asesino. El debate pasa por entender hasta donde está dispuesto Ujicha a ceder lo infantil para fundirlo con escenas adultas. The walking dead y sus explícitas secuencias quedan minimizadas ante semejante osadía de exaltar el dolor.Cosas destacables del film, la utilización de recursos alternos a los que puede disponer, por ejemplo, Disney, para hacer una película animada. La segunda parte, cuando el gran grupo de chicos termina reducido a piñas y ácido, se convierte en la mas lograda del guion. No solo por la destreza de otorgarle dinámica a la animación de cartón, sino también porque es allí donde se provoca el impacto argumentativo. ¿Lo flojo? El final exalta la tragedia y no duda en repasar con excesiva clemencia todo lo que el protagonista perdió en su larga lucha por recuperar la libertad.