Sangre, algo de sudor y muchas lágrimas

La villana

Si mezclamos Kill Bill (2003) con Nikita, la cara del peligro (Nikita, 1990) surge La villana (Ak-Nyeo, 2017), una extraña combinación de matanzas al por mayor y una historia de traiciones personales cargadas de interesantes juegos de cámara que hacen sentir al espectador en una montaña rusa de violencia.

La villana
martes 14 de noviembre de 2017
La historia nos trae a Sook-Hee (Kim Ok-Bin), quién de niña sufrió el asesinato de su padre a manos de un sicario. Huérfana, la niña integra un clan secreto de entrenamiento en una elite de asesinas por encargo. Ya adulta, con una hija y tratando de rehacer una “vida normal” como la película sugiere textual, Sook-Hee se topa nuevamente con su pasado y encuentra más de una traición personal para que la venganza sea muy pero muy despiadada.La película apela a la originalidad en la filmación de espectaculares escenas de acción. Así comienza, con un sinfín de loables movimientos de cámara que registran una de las misiones de Sook-Hee como si se tratara de un videojuego: la cámara reposa en su mirada subjetiva y su arma liquida a cada matón que se presenta frente a ella. No conforme con ello, el movimiento sigue hacia una espada, una persecución en motocicleta a toda velocidad o saltos desde la altura. Con el movimiento del cuerpo, la cámara pasa de un lado a otro en una vertiginosa coreografía de artes marciales. El espectáculo que el despliegue visual genera se ve afectado por la carencia de peso dramático en los personajes. Al igual que un videojuego los personajes son simples marionetas por las cuales uno no puede sentir ninguna emoción. Por eso, pasado el frenético inicio, la película deja la cámara más quieta en una narración de amores, traiciones y venganzas filmadas al modo clásico. Entendemos los motivos de los violentos actos de la protagonista, su sufrimiento y anhelos deshechos por un par de personajes inhumanos. Ahora sí la matanza adquiere carnadura, su violencia se justifica narrativamente y la película se permite retomar los iniciales movimientos de cámara. Para entonces la espectacularidad impacta con fuerza y deslumbra con la misma tenacidad. En el medio se desarrolla una trama de espionaje con agentes de doble identidad cuyos personajes no se sabe con exactitud si pertenecen al lado del bien o del mal, o incluso si los muertos están realmente bajo tierra. El objetivo, sorprender al espectador desde el relato con las mismos resultados que con los efectistas recursos audiovisuales.La villana combina de manera brillante los nuevos recursos tecnológicos que permiten poner la cámara en lugares insospechados, con una siempre efectiva narración clásica que refuerza el drama en el sentido primitivo del género de acción (traiciones personales que derivan en cruentas venganzas) para articular innovación en la forma de filmar con personajes que se tornan emblemáticos.
8.0
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