Koza

Ivan Ostrochovský es un cineasta que ya cuenta con una trayectoria en el ámbito del documental. Koza, su primera ficción, conserva mucho de la estética del género. Tanto en su “realismo parco” como en la predilección por observar el contexto, detenerse en él, hacerlo indisoluble del personaje central, la película encuentra una relación marcada con el documentalismo. Y el personaje central es real; se trata de eslovaco Peter “Koza” Baláž, boxeador veterano que supo ser una gloria a los veinte año, pero que actualmente vive alejado de los laureles. Cuánto hay de “verdadero” y cuánto de “falso” en este film es incierto. Como sea, el resultado es notable.Koza comienza con el anuncio de un embarazo no deseado. La mujer del protagonista considera necesario abortar, decisión que él aprueba. El problema es que los 400 euros que cuesta el aborto no están al alcance de su mano. Tal motivo lleva a Koza directo al ring, aunque su estado físico indique que en verdad necesita estar lo más lejos posible.Ostrochovský construye una road movie negra, de esas que van de un lado a otro pero siembran más incertidumbre que esperanza. Como puede, Koza se entrena, se cae, vuelve a empezar. Lo acompaña su manager, un ser deleznable al que no le queda más que soportar. El clima gélido del territorio profundiza la desazón y por más que hayan secuencias que bordeen el patetismo (la entrega de una gallina para comer huevos frescos, por citar un caso), éstas no le restan nobleza a este pobre perdedor. A diferencia de otras películas de boxeo (todo un sub-género para el cine clásico), en Koza no hay una gran heroicidad que debe ponerse a prueba. Hay pequeños destellos de heroísmo que no pueden ceder ante el fracaso. Persiste la nobleza de aquel que cae y, aún sabiendo que volverá a caer, hace todo lo posible para levantarse.