O Mercado de Notícias

Mezclando ficción con documental, O Mercado de Notícias (2014) se centra en las formas periodísticas de hoy comparándolas con las de hace 400 años atrás. Formas y estilos que al parecer no han cambiado en demasía. Por un lado seguirá el montaje que un grupo de actores realiza de la obra de Ben Jonson. Mientras que por el otro convocará a diferentes periodistas (respetados por Furtado según aclara en un principio) para que expongan, cada uno libremente, el rol del periodismo en el Brasil actual. Lo que como conclusión puede sacarse no es ninguna novedad. Al menos para los argentinos que en los últimos años hemos visto como el mal llamado cuarto poder se ha ido desenmascarando. Pero que resulta interesante ya que ninguna película había abordado el tema de manera tan contundente y mucho menos contrastándolo con la visión de hace cuatro siglos atrás. Que en resumidas cuentas era la misma: un negocio.Una de las partes más interesantes del documental de Furtado es cuando se analiza la situación que le ocurrió en campaña electoral a un dirigente opositor. Algo pega en la cabeza de este hombre y enseguida la versión mediática es que fue una piedra arrojada por oficialistas. Los titulares de los diarios no hablan de otra cosa. Pero resulta que, tras el análisis de cinco cámaras de diferentes medios que se encontraban cubriendo el acto, se descubre que lo que pegó en su cabeza fue un bollo de papel que fue arrojado por la misma seguridad del candidato. Un mero montaje donde todos fueron cómplices para crear una noticia que beneficiaría algunos y perjudicaría a otros. Claro que, mientras que la agresión fue tapa, la desmentida solo ocupó un párrafo en alguna página perdida, si es que le dieron lugar. En O Mercado de Notícias se contraponen las versiones de algunas noticias y los testimonios de algunos periodistas entrevistados (donde algunos dicen la verdad del asunto y otros no se hacen cargo). El menor interés recae sobre el montaje de la obra teatral pero que resulta atractivo desde la puesta en escena para crear un paralelismo entre una ficción del 1600 y una realidad del año 2000.